Zwanzigtausend Meilen unter'm Meer

Veinte mil leguas de viaje submarino

   Siebentes Capitel.

   Capítulo 7

   Das Mittelländische Meer in vierundzwanzig Stunden.

   El Mediterráneo en cuarenta y ocho horas

   Das Mittelländische, das vorzugsweise blaue Meer, von den Hebräern »das große Meer«, von den Griechen »das Meer«, von den Römern »unser Meer« genannt, ist an seinen Gestaden mit Orangen, Aloe, Cactus, Pinien besetzt, von Myrthendüften durchdrungen, von rauhem Gebirgsland eingefaßt, von reiner, durchsichtiger Luft gesättigt; aber die unablässig thätigen unterirdischen Feuer machen es zu einem wahren Schlachtfeld, wo Neptun und Pluto sich noch um die Weltherrschaft streiten. An seinen Ufern, auf seinen Gewässern findet der Mensch im trefflichsten Klima der Welt seine stärkende Erholung.

   El Mediterráneo, el mar azul por excelencia, el «gran mar» de los hebreos, el «mar» de los griegos, el mare nostrum de los romanos; bordeado de naranjos, de áloes, de cactos, de pinos marítimos; embalsamado por el perfume de los mirtos; rodeado de montañas; saturado de un aire puro y transparente, pero incesantemente agitado por los fuegos telúricos, es un verdadero campo de batalla en el que Neptuno y Plutón se disputan todavía el imperio del mundo. En él, en sus aguas y en sus orillas, dijo Michelet, el hombre se revigoriza en uno de los más poderosos climas de la Tierra.

   Aber trotz dieser herrlichen Eigenschaften habe ich doch von diesem Becken, das eine Oberfläche von zwei Millionen Quadratkilometer enthält, nur einen raschen Ueberblick nehmen können; und selbst die persönlichen Kenntnisse des Kapitäns Nemo gingen mir ab, denn der räthselhafte Mann ließ sich während der Eilfahrt nicht ein einziges Mal sehen. Ich schätze den Weg, welchen der Nautilus unter den Wogen dieses Meeres durchlief, auf etwa sechshundert Lieues, und diese Fahrt machte er in zweimal vierundzwanzig Stunden. Wir fuhren am Morgen des 16. Februar aus den Gewässern Griechenlands ab, und am 18. bei Sonnenaufgang hatten wir die Straße von Gibraltar passirt.

   Pero apenas me fue dada la oportunidad de observar la belleza de esta cuenca de dos millones de kilómetros cuadrados de superficie. Tampoco pude contar con los conocimientos personales del capitán Nemo, pues el enigmático personaje no apareció ni una sola vez en el salón durante una travesía efectuada a gran velocidad. Estimo en unas seiscientas leguas el camino recorrido por el Nautilus bajo la superficie del Mediterráneo y en un tiempo de cuarenta y ocho horas. Habíamos abandonado los parajes de Grecia en la mañana del 16 de febrero y al salir el sol el 18 ya habíamos atravesado el estrecho de Gibraltar.

   Offenbar war dieses Mittelländische Meer, eingeengt zwischen Ländern, welche der Kapitän Nemo vermeiden wollte, demselben kein angenehmer Aufenthalt. Er hatte darin nicht jene Freiheit der Bewegungen, jene Unabhängigkeit seiner Unternehmungen, welche die Oceane ihm gewährten, und es ward seinem Nautilus zu enge zwischen den allzu nahen Gestaden Europa's und Afrika's.

   Fue evidente para mí que ese mar, cercado por todas partes por la tierra firme de la que huía, no agradaba al capitán Nemo. Sus aguas y sus brisas debían traerle muchos recuerdos y tal vez pesadumbres. En el Mediterráneo no tenía esa libertad de marcha y esa independencia de maniobras que le dejaban los océanos, y su Nautilus debía sentirse incómodo entre las costas demasiado cercanas de África y de Europa.

   Daher fuhren wir denn auch mit einer Schnelligkeit von fünfundzwanzig Meilen die Stunde. Es versteht sich von selbst, daß dabei Ned-Land auf sein Entweichungsproject verzichten mußte. Unter solchen Umständen den Nautilus verlassen, wäre so mißlich gewesen, als bei einem Eilzug aus dem Wagen zu springen. Zudem kam unser Fahrzeug nur Nachts an die Oberfläche, um seine Luft zu erneuern, und es nahm seine Richtung nur nach den Angaben des Compasses und des Logs.

   Navegamos, pues, a una velocidad de veinticinco millas por hora, lo que equivale a doce leguas de cuatro kilómetros. Obvio es decir que Ned Land, muy a su pesar, debió renunciar a sus proyectos de evasión, en la imposibilidad de servirse de un bote llevado a una marcha de doce o trece metros por segundo. Salir del Nautilus en esas condiciones hubiera sido una maniobra tan imprudente como saltar en marcha de un tren a esa velocidad. Además, nuestro submarino no emergió a la superficie más que por la noche, a fin de renovar su provisión de aire, confiando la dirección de su rumbo a las solas indicaciones de la brújula y de la corredera.

   Ich sah also vom Inneren des Mittelländischen Meeres nur, was der Passagier eines Eilzugs von der Landschaft, die vor seinen Blicken entflieht, d.h. den entfernten Horizont, und nicht die Gegenstände im Vordergrunde, welche blitzschnell enteilen. Doch konnten wir manche der mittelländischen Fische beobachten, welche kräftig genug waren, sich einige Augenblicke in der Umgebung des Nautilus zu halten. Wir standen daher vor den Fenstern auf der Lauer, und notirten, was uns möglich war.

   Del interior del Mediterráneo pude ver tan sólo lo que le es dado presenciar al viajero de un tren expreso del paisaje que huye ante sus ojos, es decir, los horizontes lejanos, y no los primeros planos que pasan como un relámpago. Sin embargo, Conseil y yo pudimos observar algunos de esos peces mediterráneos que por la potencia de sus aletas conseguían mantenerse algunos instantes en las aguas del Nautilus. Permanecimos mucho tiempo al acecho ante los cristales del salón, y nuestras notas me permiten ahora resumir en pocas palabras nuestra visión ictiológica de ese mar.

   De los diversos peces que lo habitan, sin hablar de todos aquellos que la velocidad del Nautílus hartó a mis ojos, puedo decir que vi algunos y apenas entreví otros. Permítaseme, pues, presentarlos en una clasificación que será caprichosa, sin duda, pero que, al menos, reflejará con fidelidad mis rápidas observaciones.

   In den vom elektrischen Licht hell erleuchteten Strichen sah man Lampreten, die in fast allen Klimaten zu Hause sind, von der Länge eines Meter; fünf Fuß breite Rochen mit weißem Bauch und aschgrauem gefleckten Rücken; zwölf Fuß lange Haifische überboten sich einander an Schnelligkeit; acht Fuß lange Seefüchse mit äußerst seiner Spürkraft; Goldbrassen, mitunter bis dreizehn Decimeter lang, wie in Silber und lasurblauer Kleidung und mit goldenen Wimpern, eine kostbare Fischgattung, die in allen Gewässern, Flüssen, Seen und Meeren zu Hause, in jedem Klima fortkommt, alle Temperaturen verträgt. Prachtvolle Störe, neun bis zehn Meter lang, mit bläulichem, braun getüpfeltem Rücken, schlugen mit kräftigem Schwanz wider die Fenster. Sie sind den Haifischen ähnlich, doch nicht so stark, und finden sich in allen Meeren; im Frühling kommen sie gern in die großen Flüsse stromaufwärts, die Wolga, Donau, den Po, Rhein, die Loire, die Oder hinauf, fressen Häringe, Makrelen, Salme u.a.; sie gehören zwar zu den Knorpelfischen, sind aber schmackhaft, und werden frisch, getrocknet, marinirt oder gesalzen gegessen.

   Entre las aguas vivamente iluminadas por nuestra luz eléctrica serpenteaban algunas lampreas, de un metro de longitud, comunes a casi todas las zonas dimáticas. Algunas rayas de cinco pies de ancho, de vientre blanco y dorso gris ceniza con manchas, evolucionaban como grandes chales llevados por la corriente. Otras rayas pasaban tan rápidamente que no pude reconocer si merecían ese nombre de águilas que les dieron los griegos, o las calificaciones de rata, de sapo o de murciélago que les dan los pescadores marinos. Escualos milandros, de doce pies de longitud, tan temidos por los buceadores, competían en velocidad entre ellos. Como grandes sombras azuladas vimos zorras marinas, animales dotados de una extremada finura de olfato, de unos ocho pies de longitud. Las doradas, del género esparo, mostraban sus tonos de plata y de azul cruzados por franjas que contrastaban con lo oscuro de sus aletas; peces consagrados a Venus, con el ojo engastado en un anillo de oro; especie preciosa, amiga de todas las aguas, dulces o saladas, que habita ríos, lagos y océanos, bajo todos los climas, soportando todas las temperaturas, y cuya raza, que remonta sus orígenes a las épocas geológicas de la Tierra, ha conservado la belleza de sus primeros días. Magníficos esturiones, de nueve a diez metros de largo, dotados de gran velocidad, golpeaban con su cola poderosa los cristales de nuestro observatorio y nos mostraban su lomo azulado con manchas marrones; se parecen a los escualos, cuya fuerza no igualan, sin embargo; se encuentran en todos los mares, y en la primavera remontan los grandes ríos, en lucha contra las corrientes del Volga, del Danubio, del Po, del Rin, del Loira, del Oder-… y se alimentan de arenques, caballas, salmones y gádidos; aunque pertenezcan a la clase de los cartilaginosos, son delicados; se comen frescos, en salazón, escabechados, y, en otro tiempo, eran llevados en triunfo a las mesas de los Lúculos.

Pero entre todos estos diversos habitantes del Mediterráneo, los que pude observar más útilmente, cuando el Nautilus se aproximaba a la superficie, fueron los pertenecientes al sexagesimotercer género de la clasificación de los peces óseos: los atunes, escómbridos con el lomo azul negruzco y vientre plateado, cuyos radios dorsales desprendían reflejos dorados. Tienen fama de seguir a los barcos, cuya sombra fresca buscan bajo los ardores del cielo tropical, y no la desmintieron con el Nautilus, al que siguieron como en otro tiempo acompañando a los navíos de La Pérousse. Durante algunas horas compitieron en velocidad con nuestro submarino. Yo no me cansaba de admirar a estos animales verdaderamente diseñados para la carrera, con su pequeña cabeza, su cuerpo liso y fusiforme que en algunos de ellos sobrepasaba los tres metros, sus aletas pectorales dotadas de extraordinario vigor y las caudales en forma de horquilla. Nadaban en triángulo, como suelen hacerlo algunos pájaros cuya rapidez igualan, lo que hacía decir a los antiguos que la geometría y la estrategia no les eran ajenas. Y, sin embargo, ese supuesto conocimiento de la estrategia no les hace escapar a las persecuciones de los provenzales, que los estiman tanto como antaño los habitantes de la Propóntide y de Italia, y como ciegos y aturdidos se lanzan y perecen por millares en las almadrabas marsellesas.

   Am besten konnte man, wann der Nautilus in die Nähe der Oberfläche kam, die Thunfische beobachten, mit blauschwarzem Rücken, silbergepanzertem Leib und goldschimmernden Rückenflossen. Man sagt von ihnen, sie begleiten gern die Schiffe auf ihrer Fahrt, und suchten in ihrem kühlen Schatten Schutz gegen die tropischen Sonnenstrahlen; und so begleiteten sie auch Stunden lang den Nautilus, an Schnelligkeit mit ihm wetteifernd. Ich konnte mich nicht satt sehen an diesen Thieren, die wie für die Schnellfahrt gebaut sind, mit kleinem Kopf, schlankem, glattem Leib, der mitunter über drei Meter maß, ausnehmend kräftigen Brustflossen und gabelförmigem Schwanz. Sie schwammen im Triangel, wie manche Zugvögel fliegen, denen sie an Schnelligkeit gleich kommen. Doch den Provenzalen entrinnen sie nicht, welche sie ebenfalls schmackhaft finden, und sie zu Tausenden in großen Netzen fangen, indem sie blindlings, wie betäubt in diese hinein gerathen.

   Entre los peces que entrevimos apenas Conseil y yo, citaré a título de inventario los blanquecinos fierasfers, que pasaban como inaprehensibles vapores; los congrios y morenas, serpientes de tres o cuatro metros, ornadas de verde, de azul y de amarillo; las merluzas, de tres pies de largo, cuyo hígado ofrece un plato delicado; las cepolas tenioideas, que flotaban como finas algas; las triglas, que los poetas llaman peces lira y los marinos peces silbantes, cuyos hocicos se adornan con dos láminas triangulares y dentadas que se asemejan al instrumento tañido por el viejo Homero, y triglas golondrinas que nadaban con la rapidez del pájaro del que han tomado su nombre; holocentros de cabeza roja y con la aleta dorsal guarnecida de filamentos; sábalos, salpicados de manchas negras, grises, marrones, azules, verdes y amarillas, que son sensibles al sonido argentino de las campanillas; espléndidos rodaballos, esos faisanes del mar, con forma de rombo, aletas amarillentas con puntitos oscuros y cuya parte superior, la del lado izquierdo, está generalmente veteada de marrón y de amarillo; y, por último, verdaderas bandadas de salmonetes, la versión marítima tal vez de las aves del paraíso, los mismos que en otro tiempo pagaban los romanos hasta diez mil sestercios por pieza, y que hacían morir a la mesa para seguir con mirada cruel sus cambios de color, desde el rojo cinabrio de la vida hasta la palidez de la muerte.

   Zahllos war die Menge der übrigen Fische, die wir nur flüchtig wahrnahmen, oder bei der großen Schnelligkeit nicht beobachten konnten.

   Y si no pude observar ni rayas de espejos, ni balistes, ni tetrodones, ni hipocampos, ni centriscos, ni blenios, ni labros, ni eperlanos, ni exocetos, ni pageles, ni bogas, ni orflos, ni los principales representantes del orden de los pleuronectos, los lenguados, los gallos, las platijas, comunes al Atlántico y al Mediterráneo, fue debido a la vertiginosa velocidad a que navegaba el Nautilus por esas aguas opulentas.

   Von Seesäugethieren bemerkte ich im Vorüberfahren an der Mündung des Adriatischen Meeres zwei bis drei Pottfische; einige Delphine von der Gattung der kugelköpfigen, welche besonders im Mittelländischen Meere vorkommen, mit hellgestreiftem Vorderkopf; und auch ein Dutzend Robben mit weißem Bauch und schwarzem Hauthaar, denen man den Beinamen Mönche gab, und die auch ganz wie Dominicaner aussehen.

   En cuanto a los mamíferos marinos, creo haber reconocido al pasar ante la bocana del Adriático dos o tres cachalotes que por su aleta dorsal parecían pertenecer al género de los fisetéridos, algunos delfines del género de los globicéfalos, propios del Mediterráneo, cuya cabeza, en su parte anterior, está surcada de unas rayas claras, así como una docena de focas de vientre blanco y pelaje negro, de las llamadas frailes por su parecido con los dominicos, de unos tres metros de longitud.

   Por su parte, Conseil creyó haber visto una tortuga de unos seis pies de anchura, con tres aristas salientes orientadas longitudinalmente. Sentí no haberla visto, pues por la descripción que de ella me hizo Conseil, debía de pertenecer a esa rara especie conocida con el nombre de laúd. Yo tan sólo pude ver algunas cacuanas de caparazón alargado.

   En cuanto a los zoófitos, vi durante algunos instantes una admirable galeolaria anaranjada que se pegó al cristal de la portilla de babor. Era un largo y tenue filamento que se complicaba en arabescos arborescentes cuyas finas ramas terminaban en el más delicado encaje que hayan hilado jamás las rivales de Aracne. Desgraciadamente, no pude pescar esa admirable muestra, y ningún otro zoóflto mediterráneo se habría presentado ante mis ojos de no haber disminuido singularmente su velocidad el Nautilus en la tarde del 16, y en las circunstancias que describo seguidamente.

   Am Abend des 16. fuhren wir zwischen Sicilien und der Küste von Tunis. An dieser engen Stelle zwischen Cap Bon und der Straße vonMessina erhebt sich der Meeresgrund fast plötzlich, so daß er einen Kamm bildet, über welchem das Wasser nur sieben zehn Meter Tiefe hat, während er auf beiden Seiten wieder bis zu hundertundsiebenzig Meter abfällt. Der Nautilus mußte also mit Vorsicht fahren, um nicht gegen diese unterseeische Wand anzustoßen.

   Nos hallábamos a la sazón entre Sicilia y la costa de Túnez. En ese espacio delimitado por el cabo Bon y el estrecho de Mesina, el fondo del mar sube bruscamente formando una verdadera cresta a diecisiete metros de la superficie, mientras que a ambos lados de la misma la profundidad es de ciento setenta metros. El Nautilus hubo de maniobrar con prudencia para no chocar con la barrera submarina.

   Ich zeigte Conseil auf der Karte des Mittelländischen Meeres die Stelle, wo dieses Riff sich befand.

   Mostré a Conseil en el mapa del Mediterráneo el emplazamiento del largo arrecife.

   »Erlauben Sie mein Herr, bemerkte Conseil, das ist ja ein wahrhafter Isthmus zwischen Europa und Afrika.

   -Pero -dijo Conseil-, ¡si es un verdadero istmo que une a Europa y África!

   – Ja, lieber Junge, erwiderte ich, er versperrt völlig die Lybische Enge, und Smith's Sondirungen haben bewiesen, daß zwischen Cap Bon und Cap Furina die Continente ehemals zusammen hingen.

   -Sí, muchacho, cierra por completo el estrecho de Libia. Los sondeos hechos por Smith han probado que los dos continentes estuvieron unidos en otro tiempo, entre los cabos Boco y Furina.

   – Ich glaub's wohl, sagte Conseil.

   -Lo creo -respondió Conseil.

   – Dazu will ich bemerken, fuhr ich fort, daß eine ähnliche Sperre zwischen Gibraltar und Ceuta besteht, welche in der Urzeit das Mittelländische Meer völlig schloß.

   -Una barrera semejante -añadí -existe entre Gibraltar y Ceuta, que en los tiempos geológicos cerraba completamente el Mediterráneo.

   – Ah! sagte Conseil, wenn einmal durch eine vulkanische Einwirkung diese beiden Schranken wieder über die Meeresfläche empor gehoben würden!

   -¡Mire que si un empuje volcánico levantara un día estas dos barreras por encima de la superficie del mar! Entonces…

   – Das ist nicht wahrscheinlich, Conseil.

   -Es muy poco probable que eso suceda, Conseil.

   – Mein Herr möge mir noch die Bemerkung erlauben, wenn dieses vorginge, so wäre das dem Herrn von Lesseps, der sich mit dem Durchstich des Isthmus so viel Mühe giebt, recht unangenehm!

   -Permftame el señor acabar lo que iba a decir, y es que si se produjera ese fenómeno, lo sentiría por el señor de Lesseps que tanto se está esforzando por abrir su istmo.

   – Gewiß, aber, wiederholte ich, dies Ereigniß wird nicht eintreten. Die Wirkung der vulkanischen Kräfte unter der Erde nimmt stets ab. Die in der Urzeit der Welt so zahlreichen Vulkane erlöschen nach und nach, die im Inneren wirkende Wärme wird schwächer, die Temperatur der unteren Schichten des Erdballs wird von Jahrhundert zu Jahrhundert bedeutend niedriger, und zum Nachtheil der Erde, denn diese Wärme ist ihr Leben.

   -De acuerdo, pero te repito, Conseil, que ese fenómeno no se producirá. La violencia de las fuerzas subterráneas va decreciendo cada vez más. Los volcanes, tan numerosos en los primeros días del mundo, se apagan poco a poco. El calor interno se debilita, y la temperatura de las capas inferiores subterráneas va reduciéndose siglo a siglo en una apreciable proporción, y ello en detrimento de nuestro planeta, pues ese calor es su vida.

   – Doch, die Sonne ...

   -Sin embargo, el sol…

   – Die Sonnenwärme ist nicht ausreichend, Conseil. Kann sie einem Leichnam sein Leben wieder geben?

   -El sol es insuficiente, Conseil. ¿Puede el sol dar calor a un cadáver?

   – Nein, so viel ich weiß.

   -No, que yo sepa.

   – Nun, die Erde wird dereinst so ein kalter Leichnam sein. Sie wird unbewohnbar und unbewohnt sein, wie der Mond, welcher längst seine Lebenswärme verloren hat.

   -Pues bien, la Tierra será algún día ese cadáver frío. Será inhabitable y estará deshabitada como la Luna, que desde hace mucho tiempo ha perdido su calor vital.

   – In wieviel Jahrhunderten? fragte Conseil.

   -¿Dentro de cuántos siglos? -preguntó Conseil.

   – In einigen hunderttausend Jahren, mein Lieber.

   -Dentro de algunos centenares de millares de años.

   – Dann haben wir noch Zeit, erwiderte Conseil, unsere Reise zu vollenden, sofern Ned-Land sich nicht darein mischt!«

   -Entonces, tenemos tiempo de acabar nuestro viaje, con el permiso de Ned Land.

   Y Conseil, tranquilizado, se concentró en la observación del alto fondo que el Nautilus iba casi rozando a una moderada velocidad.

   Und Conseil machte sich ruhig wieder an das Studium der oberen Wasserschichten, durch welche eben der Nautilus mit mäßiger Schnelligkeit fuhr, und wo auf felsigem und vulkanischem Grund eine ganze Flora lebender Gewächse, Schwämme, Holothurien u.s.w. sich ausbreitete. Nicht minder eifrig befaßte er sich mit der Beobachtung der Mollusken und Gliederthiere, und stellte ein langes Verzeichniß auf, womit ich aber doch den Leser verschonen will. Er war mit demselben noch nicht fertig, als der Nautilus, nachdem er über die Lybische Enge hinaus gekommen, wieder tiefer auf den unteren Meeresgrund, wo es keine Mollusken und Zoophyten mehr giebt, sich begab, und seine gewöhnliche Schnelligkeit annahm.

   Sobre aquel suelo rocoso y volcánico se desplegaba toda una fauniflora viviente: esponjas; holoturias; cidípidos hialinos con cirros rojizos que emitían una ligera fosforescencia; beroes, vulgarmente conocidos como cohombros de mar, bañados en las irisaciones del espectro solar; comátulas ambulantes, de un metro de anchura, cuya púrpura enrojecía el agua; euriales arborescentes de gran belleza; pavonarias de largos tallos; un gran número de erizos de mar comestibles, de variadas especies, y actinias verdes de tronco grisáceo, con el disco oscuro, que se perdían en su cabellera olivácea de tentáculos.

   Conseil se había ocupado más particularmente de observar los moluscos y los articulados, y aunque su nomenclatura sea un poco árida, no quiero ofender al buen muchacho omitiendo sus observaciones personales.

   En sus notas, cita entre los moluscos numerosos pectúnculos pectiniformes; espóndilos amontonados unos sobre otros; donácidos o coquinas triangulares; hiálidos tridentados, con parápodos amarillos y conchas transparentes; pleurobranquios anaranjados; óvulas cubiertas de puntitos verdosos; aplisias, también conocidas con el nombre de liebres de mar; dolios; áceras carnosas; umbrelas, propias del Mediterráneo; orejas de mar, cuyas conchas producen un nácar muy estimado; pectúnculos apenachados; anomias, más estimadas que las ostras por los del Languedoc; almejas, tan preciadas por los marselleses; venus verrucosas blancas y grasas; esas almejas del género mercenaria de las que tanto consumo se hace en Nueva York; pechinas operculares o volandeiras de variados colores; litodomos o dátiles hundidos en sus agujeros, cuyo fuerte sabor aprecio yo mucho; venericárdidos surcados con nervaduras salientes en la cima abombada de la concha; cintias erizadas de tubérculos escarlatas; carneiros de punta curvada, semejantes a ligeras góndolas; férolas coronadas; atlantas, de conchas espiraliformes; tetis grises con manchas blancas, recubiertas por su manto festoneado; eólidas, semejantes a pequeñas limazas cavolinias rampando sobre el dorso; aurículas, y entre ellas la aurícula miosotis de concha ovalada; escalarias rojas; litorinas, janturias, peonzas, petrícolas, lamelarias, gorros de Neptuno, pandoras, etc.

   En sus notas, Conseil había dividido, muy acertadamente, en seis clases a los articulados, de las cuales tres pertenecen al mundo marino. Son los crustáceos, los cirrópodos y los anélidos.

   Los crustáceos se subdividen en nueve órdenes, el primero de los cuales comprende a los decápodos, es decir, a los animales cuya cabeza está soldada al tórax, y cuyo aparato bucal se compone de varios pares de miembros, y que poseen cuatro, cinco o seis pares de patas torácicas o ambulatorias. Conseil había seguido el método de nuestro maestro Milne Edwards, que divide en tres secciones a los decápodos: los braquiuros, los macruros y los anomuros, nombres tan bárbaros como justos y precisos. Entre los braquiuros, Conseil cita un oxirrinco, el amatías, armado de dos grandes puntas divergentes a modo de cuernos; el inaco escorpión que, no sé por qué, simbolizaba la sabiduría entre los griegos; lambro massena y lambro espinoso, probablemente extraviados en tan altos fondos puesto que generalmente viven a grandes profundidades; xantos; pilumnos; romboides; calapas granulosos -de fácil digestión, anota Conseil ; coristos desdentados; ebalias; cimopolios, cangrejos aterciopelados de Sicilia; dorripos lanudos, etc. Entre los macruros, subdivididos en cinco familias, los acorazados, los cavadores, los astácidos, los eucáridos y los oquizópodos, cita las langostas comunes, de carne tan apreciada, sobre todo en las hembras; cigalas, camarones ribereños y toda clase de especies comestibles, pero no dice nada de la subdivisión de los astácidos, en los que está incluido el bogavante, pues las langostas son los únicos bogavantes del Mediterráneo. En fin, entre los anomuros, cita las drocinas comunes, abrigadas en las conchas abandonadas de las que se apoderan, homolas espinosas, ermitaños, porcelanas, etc.

   Ahí se detenía el trabajo de Conseil. Le había faltado tiempo para completar la clase de los crustáceos con el examen de los estomatópodos, anfípodos, homópodos, isópodos, trilobites, branquiápodos, ostrácodos y entomostráceos. Y para terminar el estudio de los articulados marinos habría debido citar la clase de los cirrópodos, en la que se incluyen los cídopes y los árgulos, y la de los anélidos que no hubiera dejado de dividir en tubícolas y en dorsibranquios. Pero es que el Nautilus, al dejar atrás el alto fondo del estrecho de Libia, había recuperado su velocidad habitual. Por eso, no fue posible ya ver ni moluscos, ni articulados ni zoófitos, apenas algunos grandes peces que pasaban como sombras.

   Während der Nacht des 16. zum 17. Februar waren wir in das zweite Becken des Mittelländischen Meeres eingefahren, worin die größten Tiefen dreitausend Meter betragen; und der Nautilus tauchte bis in die untersten Schichten hinab.

   Durante la noche del 16 al 17 de febrero, entramos en esa otra zona del Mediterráneo cuyas mayores profundidades se sitúan a tres mil metros.

Impulsado por su hélice y deslizándose a lo largo de sus planos inclinados, el Nautilus se hundió hasta las últimas capas del mar.

   Hier boten, in Ermangelung von Naturmerkwürdigkeiten, die Gewässer den Anblick rührender und furchtbarer Scenen; denn auf diesem Theil des Mittelländischen Meeres sind am häufigsten Unglücksfälle eingetreten, durch Schiffbruch oder Versinken von Schiffen. In Vergleichung mit dem Stillen Ocean ist das Mittelländische Meer nur ein See, aber ein launischer See mit tückisch wechselnden Wogen, heute günstig und schmeichelnd für eine zerbrechliche Tartane, morgen wüthend aufgeregt, von Stürmen gepeitscht, die stärksten Schiffe zertrümmernd.

   A falta de las maravillas naturales, el mar ofreció allí a mis miradas escenas emocionantes y terribles. Nos hallábamos surcando, en efecto, esa parte del Mediterráneo tan fecunda en naufragios. ¡Cuántos son los barcos que han naufragado y desaparecido entre las costas argelinas y las provenzales! El Mediterráneo no es más que un lago, si se le compara con la vasta extensión abierta del Pacífico, pero un lago caprichoso y voluble, hoy propicio y acariciante para la frágil tartana que parece flotar entreel doble azul del mar y del cielo, mañana furioso y atormentado, descompuesto por los vientos, destrozando los más sólidos navíos con los golpes violentos de sus olas.

   Was hatte ich also bei der raschen Fahrt für eine Masse Trümmer vor Augen, mit Korallen oder Rost überzogen, Kanonen, Anker, Kugeln, Eisengeräthe, Stücke von Maschinen, zerbrochene Cylinder, versenkte Kessel, Schiffsrümpfe in den verschiedensten Lagen.

   Así, a nuestro rápido paso por esas capas profundas, vi un gran número de restos en el fondo, unos recubiertos ya por los corales y otros revestidos de una capa de orín; áncoras, cañones, obuses, piezas de hierro, paletas de hélices, piezas de máquinas, cilindros rotos, calderas destrozadas, cascos de buque flotando entre dos aguas, unos hacia abajo y otros hacia arriba.

   Todos estos navíos habían naufragado o por colisiones entre ellos o por choques con escollos de granito. Había allí algunos que se habían ido a pique, y que, con su arboladura enhiesta y sus aparejos intactos, parecían estar fondeados en una inmensa rada, esperando el momento de zarpar. Cuando pasaba entre ellos el Nautilus, iluminándolos con su luz eléctrica, parecía que esos navíos fueran a saludarle con su pabellón y darle su número de orden. Pero sólo el silencio y la muerte reinaban en ese campo de catástrofes.

   Solche Trümmer waren zahlreicher, je näher man der Enge von Gibraltar kam, der Raum zwischen der afrikanischen und europäischen Küste sich verengte.

   Observé que los restos de naufragios en los fondos mediterráneos iban siendo más numerosos a medida que el Nautilus se acercaba al estrecho de Gibraltar. Las costas de África y de Europa van estrechándose y las colisiones en tan estrecho espacio son más frecuentes. Vi numerosas carenas de hierro, ruinas fantásticas de barcos de vapor, en pie unos y tumbados otros, semejantes a formidables animales. Uno de ellos, con los flancos abiertos, su timón separado del codaste y retenido aún por una cadena de hierro, con la popa corroída por las sales marinas, me produjo una impresión terrible. ¡Cuántas existencias rotas, cuántas víctimas había debido provocar su naufragio! ¿Habría sobrevivido algún marinero para contar el terrible desastre? No sé por qué me vino la idea de que ese barco pudiera ser el Atlas, desaparecido desde hacía veinte años sin que nadie haya podido oír la menor explicación. ¡Qué siniestra historia la que podría hacerse con estos fondos mediterráneos, con este vasto osario en el que se han perdido tantas riquezas y en el que tantas víctimas han hallado la muerte!

   Der Nautilus fuhr mit reißender Schnelligkeit gleichgiltig über sie alle hinweg, und langte am 18. Februar um drei Uhr früh beim Eingang der Straße an.

   Rápido e indiferente, el Nautilus pasaba a toda máquina en medio de esas ruinas. Hacia las tres de la mañana del 18 de febrero, se presentaba en la entrada del estrecho de Gibraltar.

   Hier giebt's zwei Strömungen: die obere, welche längst bekannt ist, führt die Gewässer aus dem Ocean in das Becken des Mittelländischen, sodann eine tiefer in entgegengesetzter Richtung, deren Existenz nun durch Folgerungen bewiesen ist. In der That sollte die Gesammtmasse der mittelländischen Gewässer, welche durch die atlantischen und durch die einmündenden Flüsse unaufhörlich anwächst, alljährlich das Niveau derselben erhöhen, denn die Ausdünstung ist nicht in gleichem Grade wirksam, um ein Gleichgewicht herzustellen. Nun ist aber dem nicht so, und hieraus hat man geschlossen, daß in tieferen Schichten eine Gegenströmung den Ueberschuß der mittelländischen Wasser durch die Enge von Gibraltar wieder in das atlantische Becken führe.

   Existen allí dos corrientes, una superior, reconocida desde hace tiempo, que lleva las aguas del océano a la cuenca mediterránea, y otra más profunda, una contracorriente cuya existencia ha sido demostrada por el razonamiento. En efecto, la suma de las aguas del Mediterráneo, incesantemente acrecentada por las del Atlántico y por los ríos que en él se sumen, tendría que elevar cada año el nivel de este mar, pues su evaporación es insuficiente para restablecer el equilibrio. Del hecho de que así no ocurra se ha inferido naturalmente la existencia de esa corriente inferior que por el estrecho de Gibraltar vierte en el Atlántico ese excedente de agua.

   Und genau so ist's wirklich. Der Nautilus fuhr mit dieser Strömung sehr rasch durch die Enge. Einen Augenblick Zeit hatte ich, um die Ruinen des Herkulestempels zu bewundern, welcher nach Plinius und Avienus sammt der niedrigen Insel, worauf er stand, einst versunken ist. Einige Minuten darauf schwammen wir auf den Wogen des Atlantischen Meeres.

   Suposición exacta, en efecto. Es esa contracorriente la que aprovechó el Nautilus para avanzar rápidamente por el estrecho paso. Durante unos instantes pude entrever las admirables ruinas del templo de Hércules, hundido, según Plinio y Avieno, con la isla baja que le servía de sustentación, y algunos minutos más tarde, nos hallábamos en aguas del Atlántico.

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