Alice's Abenteuer im Wunderland

Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas

   Zwölftes Kapitel.

   Capítulo XII

   Alice ist die Klügste.

   La declaración de Alicia

   „Hier!“ rief Alice, in der augenblicklichen Erregung ganz vergessend, wie sehr sie die letzten Minuten gewachsen war; sie sprang in solcher Eile auf, daß sie mit ihrem Rock das Pult vor sich umstieß, so daß alle Geschworne auf die Köpfe der darunter sitzenden Versammlung fielen. Da lagen sie unbehülflich umher und erinnerten sie sehr an ein Glas mit Goldfischen, das sie die Woche vorher aus Versehen umgestoßen hatte.

   -¡Estoy aquí! -gritó Alicia.

Y olvidando, en la emoción del momento, lo mucho que había crecido en los últimos minutos, se puso en pie con tal precipitación que golpeó con el borde de su falda el estrado de los jurados, y todos los miembros del jurado cayeron de cabeza encima de la gente que había debajo, y quedaron allí pataleando y agitándose, y esto le recordó a Alicia intensamente la pecera de peces de colores que ella había volcado sin querer la semana pasada.

   „Oh, ich bitte um Verzeihung,“ rief sie mit sehr bestürztem Tone, und fing an, sie so schnell wie möglich aufzunehmen; denn der Unfall mit den Goldfischen lag ihr noch im Sinne, und sie hatte eine unbestimmte Art Vorstellung, als ob sie gleich gesammelt und wieder in ihr Pult gethan werden müßten, sonst würden sie sterben.

   -¡Oh, les ruego me perdonen! -exclamó Alicia en tono consternado.

Y empezó a levantarlos a toda prisa, pues no podía apartar de su mente el accidente de la pecera, y tenía la vaga sensación de que era preciso recogerlas cuanto antes y devolverlos al estrado, o de lo contrario morirían.

   „Das Verhör kann nicht fortgesetzt werden,“ sagte der König sehr ernst, „bis alle Geschworne wieder an ihrem rechten Platze sind – alle,“ wiederholte er mit großem Nachdrucke, und sah dabei Alice fest an.

   -El juicio no puede seguir -dijo el Rey con voz muy grave- hasta que todos los miembros del jurado hayan ocupado debidamente sus puestos... todos los miembros del jurado -repitió con mucho énfasis, mirando severamente a Alicia mientras decía estas palabras.

   Alice sah sich nach dem Pulte um und bemerkte, daß sie in der Eile die Eidechse kopfunten hineingestellt hatte, und das arme kleine Ding bewegte den Schwanz trübselig hin und her, da es sich übrigens nicht rühren konnte. Sie zog es schnell wieder heraus und stellte es richtig hinein. „Es hat zwar nichts zu bedeuten,“ sagte sie für sich, „ich glaube, es würde für das Verhör ganz eben so nützlich sein kopfoben wie kopfunten.“

   Alicia miró hacia el estrado del jurado, y vio que, con las prisas, había colocado a la Lagartija cabeza abajo, y el pobre animalito, incapaz de incorporarse, no podía hacer otra cosa que agitar melancólicamente la cola. Alicia lo cogió inmediatamente y lo colocó en la postura adecuada.

«Aunque no creo que sirva de gran cosa», se dijo para sí. «Me parece que el juicio no va a cambiar en nada por el hecho de que este animalito esté de pies o de cabeza.»

   Sobald sich die Geschwornen etwas von dem Schreck erholt hatten, umgeworfen worden zu sein, und nachdem ihre Tafeln und Tafelsteine gefunden und ihnen zurückgegeben worden waren, machten sie sich eifrig daran, die Geschichte ihres Unfalles aufzuschreiben, alle außer der Eidechse, welche zu angegriffen war, um etwas zu thun; sie saß nur mit offnem Maule da und starrte die Saaldecke an.

   Tan pronto como el jurado se hubo recobrado un poco del shock que había sufrido, y hubo encontrado y enarbolado de nuevo sus tizas y pizarras, se pusieron todos a escribir con gran diligencia para consignar la historia del accidente. Todos menos la Lagartija, que parecía haber quedado demasiado impresionada para hacer otra cosa que estar sentada allí, con la boca abierta, los ojos fijos en el techo de la sala.

   „Was weißt du von dieser Angelegenheit?“ fragte der König Alice.

   -¿Qué sabes tú de este asunto? -le dijo el Rey a Alicia.

   „Nichts!“ sagte Alice.

   -Nada -dijo Alicia.

   „Durchaus nichts?“ drang der König in sie.

   -¿Nada de nada? -insistió el Rey.

   „Durchaus nichts!“ sagte Alice.

   -Nada de nada -dijo Alicia.

   „Das ist sehr wichtig,“ sagte der König, indem er sich an die Geschwornen wandte. Sie wollten dies eben auf ihre Tafeln schreiben, als das weiße Kaninchen ihn unterbrach. „Unwichtig, meinten Eure Majestät natürlich!“ sagte es in sehr ehrfurchtsvollem Tone, wobei es ihn aber mit Stirnrunzeln und verdrießlichem Gesichte ansah.

   -Esto es algo realmente trascendente -dijo el Rey, dirigiéndose al jurado.

Y los miembros del jurado estaban empezando a anotar esto en sus pizarras, cuando intervino a toda prisa el Conejo Blanco: -Naturalmente, Su Majestad ha querido decir intrascendente –dijo en tono muy respetuoso, pero frunciendo el ceño y haciéndole signos de inteligencia al Rey mientras hablaba.

Intrascendente es lo que he querido decir, naturalmente -se apresuró a decir el Rey.

   „Unwichtig, natürlich, meinte ich,“ bestätigte der König eilig, und fuhr mit halblauter Stimme für sich fort: „wichtig – unwichtig – unwichtig – wichtig –“ als ob er versuchte, welches Wort am besten klänge.

   Y empezó a mascullar para sí: «Trascendente... intrascendente... trascendente... intrascendente...», como si estuviera intentando decidir qué palabra sonaba mejor.

   Einige der Geschwornen schrieben auf „wichtig“, und einige „unwichtig.“ Alice konnte dies sehen, da sie nahe genug war, um ihre Tafeln zu überblicken; „aber es kommt nicht das Geringste darauf an,“ dachte sie bei sich.

   Parte del jurado escribió «trascendente», y otra parte escribió «intrascendente». Alicia pudo verlo, pues estaba lo suficiente cerca de los miembros del jurado para leer sus pizarras. «Pero esto no tiene la menor importancia», se dijo para sí.

   In diesem Augenblick rief der König, der eifrig in seinem Notizbuche geschrieben hatte, plötzlich aus: „Still!“ und las dann aus seinem Buche vor: „Zweiundvierzigstes Gesetz. Alle Personen, die mehr als eine Meile hoch sind, haben den Gerichtshof zu verlassen.“

   En este momento el Rey, que había estado muy ocupado escribiendo algo en su libreta de notas, gritó: « ¡Silencio!», y leyó en su libreta:

-Artículo Cuarenta y Dos. Toda persona que mida más de un kilómetro tendrá que abandonar la sala.

   Alle sahen Alice an.

   Todos miraron a Alicia.

   „Ich bin keine Meile groß,“ sagte Alice.

   -Yo no mido un kilómetro -protestó Alicia.

   „Das bist du wohl,“ sagte der König.

   -Sí lo mides -dijo el Rey.

   „Beinahe zwei Meilen groß,“ fügte die Königin hinzu.

   -Mides casi dos kilómetros añadió la Reina.

   „Auf jeden Fall werde ich nicht fortgehen,“ sagte Alice, „übrigens ist das kein regelmäßiges Gesetz; Sie haben es sich eben erst ausgedacht.“

   -Bueno, pues no pienso moverme de aquí, de todos modos -aseguró Alicia-. Y además este artículo no vale: usted lo acaba de inventar.

   „Es ist das älteste Gesetz in dem Buche,“ sagte der König.

   -Es el artículo más viejo de todo el libro -dijo el Rey.

   „Dann müßte es Nummer Eins sein,“ sagte Alice.

   -En tal caso, debería llevar el Número Uno -dijo Alicia.

   Der König erbleichte und machte sein Notizbuch schnell zu. „Gebt euer Urtheil ab!“ sagte er leise und mit zitternder Stimme zu den Geschwornen.

   El Rey palideció, y cerró a toda prisa su libro de notas.

-¡Considerad vuestro veredicto! -ordenó al jurado, en voz débil y temblorosa.

   „Majestät halten zu Gnaden, es sind noch mehr Beweise aufzunehmen,“ sagte das weiße Kaninchen, indem es eilig aufsprang; „dieses Papier ist soeben gefunden worden.“

   -Faltan todavía muchas pruebas, con la venia de Su Majestad –dijo el Conejo Blanco, poniéndose apresuradamente de pie-. Acaba de encontrarse este papel.

   „Was enthält es?“ fragte die Königin.

   -¿Qué dice este papel? -preguntó la Reina.

   „Ich habe es noch nicht geöffnet,“ sagte das weiße Kaninchen, „aber es scheint ein Brief von dem Gefangenen an – an Jemand zu sein.“

   -Todavía no lo he abierto -contestó el Conejo Blanco-, pero parece ser una carta, escrita por el prisionero a... a alguien.

   „Ja, das wird es wohl sein,“ sagte der König, „wenn es nicht an Niemand ist, was, wie bekannt nicht oft vorkommt.“

   -Así debe ser -asintió el Rey-, porque de lo contrario hubiera sido escrita a nadie, lo cual es poco frecuente.

   „An wen ist es adressirt?“ fragte einer der Geschwornen.

   -¿A quién va dirigida? -preguntó uno de los miembros del jurado.

   „Es ist gar nicht adressirt,“ sagte das weiße Kaninchen; „überhaupt steht auf der Außenseite gar nichts.“ Es faltete bei diesen Worten das Papier auseinander und sprach weiter: „Es ist übrigens gar kein Brief, es sind Verse.“

   -No va dirigida a nadie -dijo el Conejo Blanco-. No lleva nada escrito en la parte exterior. -Desdobló el papel, mientras hablaba, y añadió-: Bueno, en realidad no es una carta: es una serie de versos.

   „Sind sie in der Handschrift des Gefangenen?“ fragte ein anderer Geschworner.

   -¿Están en la letra del acusado? -preguntó otro de los miembros del jurado.

   „Nein, das sind sie nicht,“ sagte das weiße Kaninchen, „und das ist das Merkwürdigste dabei.“ (Die Geschwornen sahen alle ganz verdutzt aus.)

   -No, no lo están -dijo el Conejo Blanco-, y esto es lo más extraño de todo este asunto. (Todos los miembros del jurado quedaron perplejos.)

   „Er muß eines Andern Handschrift nachgeahmt haben,“ sagte der König. (Die Gesichter der Geschwornen klärten sich auf.)

   -Debe de haber imitado la letra de otra persona -dijo el Rey. (Todos los miembros del jurado respiraron con alivio.)

   „Eure Majestät halten zu Gnaden,“ sagte der Bube, „ich habe es nicht geschrieben, und Niemand kann beweisen, daß ich es geschrieben habe, es ist keine Unterschrift darunter.“

   -Con la venia de Su Majestad -dijo el Valet-, yo no he escrito este papel, y nadie puede probar que lo haya hecho, porque no hay ninguna firma al final del escrito.

   „Wenn du es nicht unterschrieben hast,“ sagte der König, „so macht das die Sache nur schlimmer. Du mußt schlechte Absichten dabei gehabt haben, sonst hättest du wie ein ehrlicher Mann deinen Namen darunter gesetzt.“

   -Si no lo has firmado -dijo el Rey-, eso no hace más que agravar tu culpa. Lo tienes que haber escrito con mala intención, o de lo contrario habrías firmado con tu nombre como cualquier persona honrada.

   Hierauf folgte allgemeines Beifallklatschen; es war der erste wirklich kluge Ausspruch, den der König an dem Tage gethan hatte.

   Un unánime aplauso siguió a estas palabras: en realidad, era la primera cosa sensata que el Rey había dicho en todo el día.

   „Das beweist seine Schuld,“ sagte die Königin.

   -Esto prueba su culpabilidad, naturalmente -exclamó la Reina-. Por lo tanto, que le corten...

   „Es beweist durchaus gar nichts!“ sagte Alice, „Ihr wißt ja noch nicht einmal, worüber die Verse sind!“

   -¡Esto no prueba nada de nada! -protestó Alicia-. ¡Si ni siquiera sabemos lo que hay escrito en el papel!

   „Lies sie!“ sagte der König.

   -Léelo -ordenó el Rey al Conejo Blanco.

   Das weiße Kaninchen setzte seine Brille auf. „Wo befehlen Eure Majestät, daß ich anfangen soll?“ fragte es.

   El Conejo Blanco se puso las gafas. -¿Por dónde debo empezar, con la venia de Su Majestad? -preguntó.

   „Fange beim Anfang an,“ sagte der König ernsthaft, „und lies bis du an’s Ende kommst, dann halte an.“

   -Empieza por el principio -dijo el Rey con gravedad- y sigue hasta llegar al final; allí te paras.

   Dies waren die Verse, welche das weiße Kaninchen vorlas: –

   Se hizo un silencio de muerte en la sala, mientras el Conejo Blanco leía los siguientes versos:

„Ich höre ja du warst bei ihr,
 Und daß er mir es gönnt;
 Sie sprach, sie hielte viel von mir,
 Wenn ich nur schwimmen könnt’!

   Dijeron que fuiste a verla Y que a él le hablaste de mí: Ella aprobó mi carácter Y yo a nadar no aprendí.

Er schrieb an sie, ich ginge nicht
 (Nur wußten wir es gleich):
 Wenn ihr viel an der Sache liegt,
 Was würde dann aus euch?

   Él dijo que yo no era (Bien sabemos que es verdad): Pero si ella insistiera ¿Qué te podría pasar?

Ich gab ihr eins, sie gab ihm zwei,
 Ihr gabt uns drei Mal vier;
 Jetzt sind sie hier, er steht dabei;
 Doch alle gehörten erst mir.

   Yo di una, ellos dos, Tú nos diste tres o más, Todas volvieron a ti, y eran Mías tiempo atrás.

Würd’ ich und sie vielleicht darein
 Verwickelt und verfahren,
 Vertraut er dir, sie zu befrei’n,
 Gerade wie wir waren.

   Si ella o yo tal vez nos vemos Mezclados en este lío, Él espera tú los libres Y sean como al principio.

Ich dachte schon in meinem Sinn,
 Eh’ sie den Anfall hätt’,
 Ihr wär’t derjenige, der ihn,
 Es und uns hindertet.

   Me parece que tú fuiste (Antes del ataque de ella), Entre él, y yo y aquello Un motivo de querella.

Sag’ ihm um keinen Preis, daß ihr
 Die Andern lieber war’n;
 Denn keine Seele außer dir
 Und mir darf dies erfahr’n.“

   No dejes que él sepa nunca Que ella los quería más, Pues debe ser un secreto Y entre tú y yo ha de quedar.

   „Das ist das wichtigste Beweisstück, das wir bis jetzt gehört haben,“ sagte der König, indem er sich die Hände rieb; „laßt also die Geschwornen –“

   -¡Ésta es la prueba más importante que hemos obtenido hasta ahora! -dijo el Rey, frotándose las manos-. Así pues, que el jurado proceda a...

   „Wenn es Einer von ihnen erklären kann,“ sagte Alice (sie war die letzten Paar Minuten so sehr gewachsen, daß sie sich gar nicht fürchtete, ihn zu unterbrechen), „so will ich ihm sechs Dreier schenken. Ich finde, daß auch keine Spur von Sinn darin ist.“

   -Si alguno de vosotros es capaz de explicarme este galimatías, -dijo Alicia (había crecido tanto en los últimos minutos que no le daba ningún miedo interrumpir al Rey) -le doy seis peniques.Yo estoy convencida de que estos versos no tienen pies ni cabeza.

   Die Geschwornen schrieben Alle auf ihre Tafeln: „Sie findet, daß auch keine Spur von Sinn darin ist;“ aber keiner von ihnen versuchte, das Schriftstück zu erklären.

   Todos los miembros del jurado escribieron en sus pizarras: «Ella está convencida de que estos versos no tienen pies ni cabeza», pero ninguno de ellos se atrevió a explicar el contenido del escrito.

   „Wenn kein Sinn darin ist,“ sagte der König, „das spart uns ja ungeheuer viel Arbeit; dann haben wir nicht nöthig, ihn zu suchen. Und dennoch weiß ich nicht,“ fuhr er fort, indem er das Papier auf dem Knie ausbreitete und es prüfend beäugelte, „es kommt mir vor, als könnte ich etwas Sinn darin finden. ‚– wenn ich nur schwimmen könnt’!‘ du kannst nicht schwimmen, nicht wahr?“ wandte er sich an den Buben.

   -Si el poema no tiene sentido -dijo el Rey-, eso nos evitará muchas complicaciones, porque no tendremos que buscárselo. Y, sin embargo -siguió, apoyando el papel sobre sus rodillas y mirándolo con ojos entornados-, me parece que yo veo algún significado... Y yo a nadar no aprendí... Tú no sabes nadar, ¿o sí sabes? -añadió, dirigiéndose al Valet.

   Der Bube schüttelte traurig das Haupt. „Seh’ ich etwa danach aus?“ (was freilich nicht der Fall war, da er gänzlich aus Papier bestand.)

   El Valet sacudió tristemente la cabeza.

-¿Tengo yo aspecto de saber nadar? -dijo. (Desde luego no lo tenía, ya que estaba hecho enteramente de cartón.)

   „Das trifft zu, so weit,“ sagte der König und fuhr fort, die Verse leise durchzulesen. „‚Nur wußten wir es gleich‘ – das sind die Geschwornen, natürlich – ‚Ich gab ihr eins, sie gab ihm zwei –‘ ja wohl, so hat er’s mit den Kuchen gemacht, versteht sich –“

   -Hasta aquí todo encaja -observó el Rey, y siguió murmurando para sí mientras examinaba los versos-: Bien sabemos que es verdad... Evidentemente se refiere al jurado... Pero si ella insistiera... Tiene que ser la Reina... ¿Qué te podría pasar?... ¿Qué, en efecto? Yo di una, ellos dos... Vaya, esto debe ser lo que él hizo con las tartas...

   „Aber es geht weiter: ‚Jetzt sind sie hier,‘“ sagte Alice.

   -Pero después sigue todas volvieron a ti -observó Alicia.

   „Freilich, da sind sie ja! er steht dabei!“ sagte der König triumphirend und wies dabei nach den Kuchen auf dem Tische und nach dem Buben; „nichts kann klarer sein. Dann wieder – ‚Eh sie den Anfall hätt’‘ – du hast nie einen Anfall gehabt, Liebe, glaube ich,“ sagte er zu der Königin.

   -¡Claro, y aquí están! -exclamó triunfalmente el Rey, señalando las tartas que había sobre la mesa. Está más claro que el agua. Y más adelante... Antes del ataque de ella... ¿Tú nunca tienes ataques, verdad, querida? -le dijo a la Reina.

   „Niemals,“ rief die Königin wüthend und warf dabei der Eidechse ein Tintenfaß an den Kopf. (Der unglückliche kleine Wabbel hatte aufgehört, mit dem Finger auf seiner Tafel zu schreiben, da er merkte, daß es keine Spuren hinterließ; doch nun fing er eilig wieder an, indem er die Tinte benutzte, die von seinem Gesichte herabträufelte, so lange dies vorhielt.)

   -¡Nunca! -rugió la Reina furiosa, arrojando un tintero contra la pobre Lagartija.

(La infeliz Lagartija había renunciado ya a escribir en su pizarra con el dedo, porque se dio cuenta de que no dejaba marca, pero ahora se apresuró a empezar de nuevo, aprovechando la tinta que le caía chorreando por la cara, todo el rato que pudo.)

   „Dann ist dies nicht dein Fall,“ sagte der König und blickte lächelnd in dem ganzen Saale herum. Alles blieb todtenstill.

   -Entonces las palabras del verso no pueden atacarte a ti -dijo el Rey, mirando a su alrededor con una sonrisa.

Había un silencio de muerte.

   „– ’s ist ja ’n Witz!“ fügte der König in ärgerlichem Tone hinzu – sogleich lachte Jedermann. „Die Geschwornen sollen ihren Ausspruch thun,“ sagte der König wohl zum zwanzigsten Male.

   -¡Es un juego de palabras! -tuvo que explicar el Rey con acritud.

Y ahora todos rieron.

-¡Que el jurado considere su veredicto! -ordenó el Rey, por centésima vez aquel día.

   „Nein, nein!“ sagte die Königin. „Erst das Urtheil, der Ausspruch der Geschwornen nachher.“

   -¡No! ¡No! -protestó la Reina-. Primero la sentencia... El veredicto después.

   „Dummer Unsinn!“ sagte Alice laut. „Was für ein Einfall, erst das Urtheil haben zu wollen!“

   -¡Valiente idiotez! -exclamó Alicia alzando la voz-. ¡Qué ocurrencia pedir la sentencia primero!

   „Halt den Mund!“ sagte die Königin, indem sie purpurroth wurde.

   -¡Cállate la boca! -gritó la Reina, poniéndose color púrpura.

   „Ich will nicht!“ sagte Alice.

   -¡No quiero! -dijo Alicia.

   „Schlagt ihr den Kopf ab!“ brüllte die Königin so laut sie konnte. Niemand rührte sich.

   -¡Que le corten la cabeza! -chilló la Reina a grito pelado.

Nadie se movió.

   „Wer fragt nach euch?“ sagte Alice (unterdessen hatte sie ihre volle Größe erreicht). „Ihr seid nichts weiter als ein Spiel Karten!“

   -¿Quién le va a hacer caso? -dijo Alicia (al llegar a este momento ya había crecido hasta su estatura normal)-. ¡No sois todos más que una baraja de cartas!

   Bei diesen Worten erhob sich das ganze Spiel in die Luft und flog auf sie herab; sie schrie auf, halb vor Furcht, halb vor Ärger, versuchte sie sich abzuwehren und merkte, daß sie am Ufer lag, den Kopf auf dem Schoße ihrer Schwester, welche leise einige welke Blätter fortnahm, die ihr von den Bäumen herunter auf’s Gesicht gefallen waren.

   Al oír esto la baraja se elevó por los aires y se precipitó en picada contra ella. Alicia dio un pequeño grito, mitad de miedo y mitad de enfado, e intentó sacárselos de encima... Y se encontró tumbada en la ribera, con la cabeza apoyada en la falda de su hermana, que le estaba quitando cariñosamente de la cara unas hojas secas que habían caído desde los árboles.

   „Wach auf, liebe Alice!“ sagte ihre Schwester; „du hast mal lange geschlafen!“

   -¡Despierta ya, Alicia! -le dijo su hermana-. ¡Cuánto rato has dormido!

   „O, und ich habe einen so merkwürdigen Traum gehabt!“ sagte Alice, und sie erzählte ihrer Schwester, so gut sie sich errinnern konnte, alle die seltsamen Abenteuer, welche ihr eben gelesen habt. Als sie fertig war, gab ihre Schwester ihr einen Kuß und sagte: „Es war ein sonderbarer Traum, das ist gewiß; aber nun lauf hinein zum Thee, es wird spät.“ Da stand Alice auf und rannte fort, und dachte dabei, und zwar mit Recht, daß es doch ein wunderschöner Traum gewesen sei.

   -¡Oh, he tenido un sueño tan extraño! -dijo Alicia.

Y le contó a su hermana, tan bien como sus recuerdos lo permitían, todas las sorprendentes aventuras que hemos estado leyendo. Y, cuando hubo terminado, su hermana le dio un beso y le dijo:

-Realmente, ha sido un sueño extraño, cariño. Pero ahora corre a merendar. Se está haciendo tarde.

Así pues, Alicia se levantó y se alejó corriendo de allí, y mientras corría no dejó de pensar en el maravilloso sueño que había tenido.

   Aber ihre Schwester blieb sitzen, wie sie sie verlassen hatte, den Kopf auf die Hand gestützt, blickte in die untergehende Sonne und dachte an die kleine Alice und ihre wunderbaren Abenteuer, bis auch sie auf ihre Weise zu träumen anfing, und dies war ihr Traum:

   Pero su hermana siguió sentada allí, tal como Alicia la había dejado, la cabeza apoyada en una mano, viendo cómo se ponía el sol y pensando en la pequeña Alicia y en sus maravillosas aventuras. Hasta que también ella empezó a soñar a su vez, y éste fue su sueño:

   Zuerst träumte sie von der kleinen Alice selbst: wieder sah sie die kleinen Händchen zusammengefaltet auf ihrem Knie, und die klaren sprechenden Augen, die zu ihr aufblickten – sie konnte selbst den Ton ihrer Stimme hören und das komische Zurückwerfen des kleinen Köpfchens sehen, womit sie die einzelnen Haare abschüttelte, die ihr immer wieder in die Augen kamen – und jemehr sie zuhörte oder zuzuhören meinte, desto mehr belebte sich der ganze Platz um sie herum mit den seltsamen Geschöpfen aus ihrer kleinen Schwester Traum.

   Primero, soñó en la propia Alicia, y le pareció sentir de nuevo las manos de la niña apoyadas en sus rodillas y ver sus ojos brillantes y curiosos fijos en ella. Oía todos los tonos de su voz y veía el gesto con que apartaba los cabellos que siempre le caían delante de los ojos. Y mientras los oía, o imaginaba que los oía, el espacio que la rodeaba cobró vida y se pobló con los extraños personajes del sueño de su hermana.

   Das lange Gras zu ihren Füßen rauschte, da das weiße Kaninchen vorbeihuschte – die erschrockene Maus plätscherte durch den nahen Teich – sie konnte das Klappern der Theetassen hören, wo der Faselhase und seine Freunde ihre immerwährende Mahlzeit hielten, und die gellende Stimme der Königin, die ihre unglücklichen Gäste zur Hinrichtung abschickte – wieder nieste das Ferkel-Kind auf dem Schoße der Herzogin, während Pfannen und Schüsseln rund herum in Scherben brachen – wieder erfüllten der Schrei des Greifen, das Quieken von dem Tafelstein der Eidechse und das Stöhnen des unterdrückten Meerschweinchens die Luft und vermischten sich mit dem Schluchzen der unglücklichen falschen Schildkröte in der Entfernung.

   La alta hierba se agitó a sus pies cuando pasó corriendo el Conejo Blanco; el asustado Ratón chapoteó en un estanque cercano; pudo oír el tintineo de las tazas de porcelana mientras la Liebre de Marzo y sus amigos proseguían aquella merienda interminable, y la penetrante voz de la Reina ordenando que se cortara la cabeza a sus invitados; de nuevo el bebé-cerdito estornudó en brazos de la Duquesa, mientras platos y fuentes se estrellaban a su alrededor; de nuevo se llenó el aire con los graznidos del Grifo, el chirriar de la tiza de la Lagartija y los aplausos de los «reprimidos» conejillos de indias, mezclado todo con el distante sollozar de la Falsa Tortuga.

   So saß sie da, mit geschlossenen Augen, und glaubte fast, sie sei im Wunderlande, obgleich sie ja wußte, daß sobald sie die Augen öffnete, Alles wieder zur alltäglichen Wirklichkeit werden würde; das Gras würde dann nur im Winde rauschen, der Teich mit seinem Rieseln das Wogen des Rohres begleiten; das Klappern der Theetassen würde sich in klingende Heerdenglocken verwandeln und die gellende Stimme der Königin in die Rufe des Hirtenknaben – und das Niesen des Kindes, das Geschrei des Greifen und all die andern außerordentlichen Töne würden sich (das wußte sie) in das verworrene Getöse des geschäftigen Gutshofes verwandeln – während sie statt des schwermüthigen Schluchzens der falschen Schildkröte in der Ferne das wohlbekannte Brüllen des Rindviehes hören würde.

   La hermana de Alicia estaba sentada allí, con los ojos cerrados, y casi creyó encontrarse ella también en el País de las Maravillas. Pero sabía que le bastaba volver a abrir los ojos para encontrarse de golpe en la aburrida realidad. La hierba sería sólo agitada por el viento, y el chapoteo del estanque se debería al temblor de las cañas que crecían en él. El tintineo de las tazas de té se transformaría en el resonar de unos cencerros, y la penetrante voz de la Reina en los gritos de un pastor. Y los estornudos del bebé, los graznidos del Grifo, y todos los otros ruidos misteriosos, se transformarían (ella lo sabía) en el confuso rumor que llegaba desde una granja vecina, mientras el lejano balar de los rebaños sustituía los sollozos de la Falsa Tortuga.

   Endlich malte sie sich aus, wie ihre kleine Schwester Alice in späterer Zeit selbst erwachsen sein werde; und wie sie durch alle reiferen Jahre hindurch das einfache liebevolle Herz ihrer Kindheit bewahren, und wie sie andere kleine Kinder um sich versammeln und deren Blicke neugierig und gespannt machen werde mit manch einer wunderbaren Erzählung, vielleicht sogar mit dem Traume vom Wunderlande aus alten Zeiten; und wie sie alle ihre kleinen Sorgen nachfühlen, sich über alle ihre kleinen Freuden mitfreuen werde in der Erinnerung an ihr eigenes Kindesleben und die glücklichen Sommertage.

   Por último, imaginó cómo sería, en el futuro, esta pequeña hermana suya, cómo sería Alicia cuando se convirtiera en una mujer. Y pensó que Alicia conservaría, a lo largo de los años, el mismo corazón sencillo y entusiasta de su niñez, y que reuniría a su alrededor a otros chiquillos, y haría brillar los ojos de los pequeños al contarles un cuento extraño, quizás este mismo sueño del País de las Maravillas que había tenido años atrás; y que Alicia sentiría las pequeñas tristezas y se alegraría con los ingenuos goces de los chiquillos, recordando su propia infancia y los felices días del verano.

   FIN

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