LA METAMORFOSI

La metamorfosis

   1.

   Capítulo Uno

   Gregorio Samsa, svegliandosi un mattino da sogni agitati, si trovòtrasformato, nel suo letto, in un enorme insetto immondo. Giacevasulla schiena, dura come una corazza e, sollevando un po' latesta, vide un addome arcuato, scuro, attraversato da numerosenervature. La coperta, in equilibrio sulla sua punta, minacciavadi cadere da un momento all'altro; mentre le numerose zampe,pietosamente sottili rispetto alla sua mole, gli ondeggiavanoconfusamente davanti agli occhi.

   Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto. Estaba tumbado sobre su espalda dura, y en forma de caparazón y, al levantar un poco la cabeza, veía un vientre abombado, parduzco, dividido por partes duras en forma de arco, sobre cuya protuberancia apenas podía mantenerse el cobertor, a punto ya de resbalar al suelo. Sus muchas patas, ridículamente pequeñas en comparación con el resto de su tamaño, le vibraban desamparadas ante los ojos.

   "Che mi è successo?" pensò. Non era un sogno. La sua camera, unavera camera per esseri umani, anche se un po' piccola, stava benferma e tranquilla tra le sue quattro note pareti. Sopra iltavolo, su cui era sparso un campionario di tessuti -Samsa eracommesso viaggiatore -era appesa un'immagine ritagliata, nonmolto tempo prima, da una rivista illustrata e collocata in unagraziosa cornice dorata. Raffigurava una donna che, in boa eberretto di pelle, sedeva ben dritta con il busto, alzando versol'osservatore un pesante manicotto di pelliccia in cui scomparivatutto l'avambraccio.

   «¿Qué me ha ocurrido?», pensó. No era un sueño. Su habitación, una auténtica habitación humana, si bien algo pequeña, permanecía tranquila entre las cuatro paredes harto conocidas. Por encima de la mesa, sobre la que se encontraba extendido un muestrario de paños desempaquetados – Samsa era viajante de comercio –, estaba colgado aquel cuadro, que hacía poco había recortado de una revista y había colocado en un bonito marco dorado. Representaba a una dama ataviada con un sombrero y una boa” de piel, que estaba allí, sentada muy erguida y levantaba hacia el observador un pesado manguito de piel, en el cual había desaparecido su antebrazo.

   Lo sguardo di Gregorio passò allora alla finestra e il cielocoperto -si sentivano gocce di pioggia picchiettare sulla lamieradel davanzale -finì d'immalinconirlo. "Se dormissi ancora un po',e dimenticassi tutte queste stupidaggini?" pensò; ma la cosa eraimpossibile, perché abituato a dormire sul fianco destro, e nellostato in cui si trovava, non era in grado di assumere quellaposizione. Per quanta forza impiegasse nel cercare di buttarsisulla destra, ricadeva sempre sul dorso. Provò cento volte, chiusegli occhi per non vedere le sue zampine annaspanti e smise soloquando cominciò a sentire sul fianco un dolore leggero, sordo, maiprovato prima.

   La mirada de Gregorio se dirigió después hacia la ventana, y el tiempo lluvioso se oían caer gotas de lluvia sobre la chapa del alfeizar de la ventana – le ponía muy melancólico. « ¿Qué pasaría – pensó – si durmiese un poco más y olvidase todas las chifladuras?» Pero esto era algo absolutamente imposible, porque estaba acostumbrado a dormir del lado derecho, pero en su estado actual no podía ponerse de ese lado. Aunque se lanzase con mucha fuerza hacia el lado derecho, una y otra vez se volvía a balancear sobre la espalda. Lo intentó cien veces, cerraba los ojos para no tener que ver las patas que pataleaban, y sólo cejaba en su empeño cuando comenzaba a notar en el costado un dolor leve y sordo que antes nunca había sentido.

   "Dio mio!" pensò, "che professione faticosa mi sono scelta! Tuttii santi giorni in viaggio. Le preoccupazioni sono maggiori diquando lavoravamo in proprio, in più c'è il tormento delviaggiare: l'affanno delle coincidenze, i pasti irregolari,cattivi, i rapporti con gli uomini sempre mutevoli, instabili, chenon arrivano mai a diventare duraturi, cordiali. Vada tutto aldiavolo!" Sentì un lieve prurito sul ventre; restando supino sitirò adagio verso il capezzale, per poter alzare meglio la testa,e trovò il punto che prudeva coperto da macchioline bianche che lolasciarono perplesso; provò a sfiorare il punto con una zampa, mala ritirò subito, perché il contatto gli provocò un brivido.

   «Dios mío!», pensó. «¡Qué profesión tan dura he elegido! Un día sí y otro también de viaje. Los esfuerzos profesionales son mucho mayores que en el mismo almacén de la ciudad, y además se me ha endosado este ajetreo de viajar, el estar al tanto de los empalmes de tren, la comida mala y a deshora, una relación humana constantemente cambiante, nunca duradera, que jamás llega a ser cordial. ¡Que se vaya todo al diablo!» Sintió sobre el vientre un leve picor, con la espalda se deslizó lentamente más cerca de la cabecera de la cama para poder levantar mejor la cabeza; se encontró con que la parte que le picaba estaba totalmente cubierta por unos pequeños puntos blancos, que no sabía a qué se debían, y quiso palpar esa parte con una pata, pero inmediatamente la retiró, porque el roce le producía escalofríos.

   Scivolò di nuovo nella posizione di prima. "Queste alzatacce",pensò, "finiscono col rimbecillire. L'uomo deve avere il suosonno. Certi colleghi vivono come le donne di un harem. Se unamattina mi succede, per esempio, di rientrare in albergo pertrascrivere le commissioni ricevute, quei signori si sono appenaseduti per la prima colazione. Ci provassi io, col mio principale: che volo farei! D'altra parte, chi sa se non sarebbe una fortuna. Non fosse per i genitori, mi sarei licenziato da un pezzo, sareiandato dal principale e gli avrei detto quello che penso, dalla aalla zeta! Sarebbe dovuto cadere dallo scrittoio! Che strano modo,poi, di sedere sullo scrittoio e parlare da lì agli impiegati,specie se si considera che, sordo com'è, quelli devono andargliproprio sotto il naso. Ma non è detta l'ultima parola: appena avròmesso da parte tanto denaro da pagargli il debito dei mieigenitori, forse occorrono ancora cinque o sei anni, -lo faròsenz'altro. Allora ci sarà il grande distacco. Ma intanto mi devoalzare, il treno parte alle cinque".

   Se deslizó de nuevo a su posición inicial. «Esto de levantarse pronto», pensó, «le hace a uno desvariar. El hombre tiene que dormir. Otros viajantes viven como pachás”. Si yo, por ejemplo, a lo largo de la mañana vuelvo a la pensión para pasar a limpio los pedidos que he conseguido, estos señores todavía están sentados tomando el desayuno. Eso podría intentar yo con mi jefe, en ese momento iría a parar a la calle. Quién sabe, por lo demás, si no sería lo mejor para mí. Si no tuviera que dominarme por mis padres, ya me habría despedido hace tiempo, me habría presentado ante el jefe y le habría dicho mi opinión con toda mi alma. ¡Se habría caído de la mesa! Sí que es una extraña costumbre la de sentarse sobre la mesa y, desde esa altura, hablar hacia abajo con el empleado que, además, por culpa de la sordera del jefe, tiene que acercarse mucho. Bueno, la esperanza todavía no está perdida del todo; si alguna vez tengo el dinero suficiente para pagar las deudas que mis padres tienen con él – puedo tardar todavía entre cinco y seis años – lo hago con toda seguridad. Entonces habrá llegado el gran momento, ahora, por lo pronto, tengo que levantarme porque el tren sale a las cinco», y miró hacia el despertador que hacía tictac sobre el armario.

   Diede un'occhiata alla sveglia, che ticchettava sul cassettone. "Dio del cielo!" pensò. Erano le sei e mezzo, e le lancetteproseguivano tranquillamente il loro cammino, anzi la mezza eragià passata, erano ormai i tre quarti. Che la sveglia non avessesuonato? Dal letto si vedeva che era stata messa regolarmentesulle quattro; aveva senza dubbio suonato: possibile che avessecontinuato a dormire con quel suono che scuoteva i mobili? Nonaveva avuto un sonno tranquillo, ma forse per questo aveva dormitopiù pesantemente. Che avrebbe fatto? Il treno successivo partivaalle sette; per riuscire a prenderlo, avrebbe dovuto correre comeun matto, e il campionario non era ancora pronto, mentre lui, poi,non si sentiva troppo fresco e in forze. E anche se fosse riuscitoa prendere il treno, un rimprovero del principale era ormaiinevitabile: il fattorino lo aveva aspettato al treno delle cinquee da un pezzo doveva aver riferito sulla sua assenza. Era unacreatura del principale, senza volontà né cervello. E se si fossedato malato? Sarebbe stato molto penoso e sospetto, perché incinque anni di servizio non era ancora stato malato nemmeno unavolta. Il principale sarebbe venuto con il medico della mutua,avrebbe rimproverato ai genitori la pigrizia del figlio e tagliatocorto a tutte le obiezioni, rimettendosi al medico, per il quale,come si sa, esistono solo individui sanissimi, ma poltroni. E nelsuo caso avrebbe poi avuto tutti i torti? Non fosse stato per unacerta sonnolenza, inspiegabile dopo un riposo così lungo, Gregoriosi sentiva proprio bene, provava perfino un ottimo appetito.

   «¡Dios del cielo!», pensó. Eran las seis y media y las manecillas seguían tranquilamente hacia delante, ya había pasado incluso la media, eran ya casi las menos cuarto. ¿Es que no habría sonado el despertador?» Desde la cama se veía que estaba correctamente puesto a las cuatro, seguro que también había sonado. Sí, pero... ¿Era posible seguir durmiendo tan tranquilo con ese ruido que hacía temblar los muebles? Bueno, tampoco había dormido tranquilo, pero quizá tanto más profundamente. ¿Qué iba a hacer ahora? El siguiente tren salía a las siete, para cogerlo tendría que haberse dado una prisa loca, el muestrario todavía no estaba empaquetado, y él mismo no se encontraba especialmente espabilado y ágil; e incluso si consiguiese coger el tren, no se podía evitar una reprimenda del jefe, porque el mozo de los recados habría esperado en el tren de las cinco y ya hacía tiempo que habría dado parte de su descuido. Era un esclavo del jefe, sin agallas ni juicio. ¿Qué pasaría si dijese que estaba enfermo? Pero esto sería sumamente desagradable y sospechoso, porque Gregorio no había estado enfermo ni una sola vez durante los cinco años de servicio. Seguramente aparecería el jefe con el médico del seguro, haría reproches a sus padres por tener un hijo tan vago y se salvaría de todas las objeciones remitiéndose al médico del seguro, para el que sólo existen hombres totalmente sanos, pero con aversión al trabajo. ¿Y es que en este caso no tendría un poco de razón? Gregorio, a excepción de una modorra realmente superflua después del largo sueño, se encontraba bastante bien e incluso tenía mucha hambre.

   Mentre pensava rapidamente a tutto questo, senza potersi deciderea lasciare il letto, la sveglia suonò le sei e tre quarti. Nellostesso tempo, qualcuno picchiò con cautela alla porta vicino alcapezzale.

   ¡Mientras reflexionaba sobre todo esto con gran rapidez, sin poderse decidir a abandonar la cama – en este mismo instante el despertador daba las siete menos cuarto –, llamaron cautelosamente a la puerta que estaba a la cabecera de su cama.

   "Gregorio!" chiamava una voce, quella della mamma. "Sono le sei e tre quarti. Non volevi partire?". La voce soave! Gregorio si spaventò quando sentì la propriarisposta. La voce, senza dubbio, era la sua di prima: ma ad essasi mischiava un pigolio lamentoso, incontenibile, che lasciavacapire le parole solo in un primo momento, ma subito ne alterava isuoni a un punto tale, da far dubitare di aver inteso bene. Gregorio avrebbe voluto dare una lunga risposta e spiegare tutto,ma, in quelle condizioni, si limitò a dire: "Sì, sì, grazie,mamma, sto già alzandomi". Attraverso la porta, la voce non dovésembrare diversa dal solito, perché la mamma fu tranquillizzatadalla spiegazione e si allontanò ciabattando. Ma quel brevedialogo aveva rivelato anche agli altri membri della famiglia cheGregorio, fatto insolito, era ancora in casa. Infatti ecco ilpadre picchiare piano, ma col pugno, a una delle porte laterali. "Gregorio, Gregorio!" gridò. "Che c'è?". E dopo un po' ripetéancora, con voce più bassa: "Gregorio, Gregorio!". Attraverso l'altra porta laterale, la sorella chiese piano: "Gregorio, non ti senti bene? Hai bisogno di qualche cosa?". Gregorio rispose a entrambi: "Sono già pronto!" sforzandosi direndere la sua voce normale con un'attenta pronuncia e lunghepause tra una parola e l'altra. Il padre tornò alla sua colazione,ma la sorella sussurrò: "Gregorio, apri, ti scongiuro!". Ma Gregorio non ci pensò nemmeno, ad aprire, e si rallegrò anzidell'abitudine, presa durante i suoi viaggi, di chiudersi, lanotte, in camera, anche a casa.

   – Gregorio – dijeron (era la madre) –, son las siete menos cuarto. ¿No ibas a salir de viaje?

    ¡Qué dulce voz! Gregorio se asustó, al contestar, escuchó una voz que, evidentemente, era la suya, pero en la cual, como des de lo profundo, se mezclaba un doloroso e incontenible piar, que en el primer momento dejaba salir las palabras con claridad para, al prolongarse el sonido, destrozarlas de tal forma que no se sabía si se había oído bien. Gregorio querría haber contestado detalladamente y explicarlo todo, pero en estas circunstancias se limitó a decir: – Sí, sí, gracias madre, ya me levanto. Probablemente a causa de la puerta de madera no se notaba desde fuera el cambio en la voz de Gregorio, porque la madre se tranquilizó con esta respuesta y se marchó de allí. Pero merced a la breve conversación, los otros miembros de la familia se habían dado cuenta de que Gregorio, en contra de todo lo esperado, estaba todavía en casa, y ya el padre llamaba suavemente, pero con el puño, a una de las puertas laterales. – iGregorio, Gregorio! – gritó –. ¿Qué ocurre? – Tras unos instantes insistió de nuevo con voz más grave –.¡Gregorio, Gregorio! Desde la otra puerta lateral se lamentaba en voz baja la hermana. – Gregorio, ¿no te encuentras bien?, ¿necesitas algo? Gregorio contestó hacia ambos lados: – Ya estoy preparado – y, con una pronunciación lo más cuidadosa posible, y haciendo largas pausas entre las palabras, se esforzó por despojar a su voz de todo lo que pudiese llamar la atención. El padre volvió a su desayuno, pero la hermana susurró: Gregorio, abre, te lo suplico – pero Gregorio no tenía ni la menor intención de abrir, más bien elogió la precaución de cerrar las puertas que había adquirido durante sus viajes, y esto incluso en casa.

   Voleva alzarsi tranquillo e indisturbato, vestirsi, soprattuttofare colazione, e poi pensare al resto, perché si rendeva contoche, se fosse rimasto a meditare a letto, non sarebbe mai arrivatoa una conclusione ragionevole. Si ricordò che altre volte avevasentito, a letto, un leggero dolore, forse provocato da unaposizione scomoda, che poi, appena alzato, si era rivelato fruttod'immaginazione; e ora era curioso di vedere come le fantasiedella mattinata si sarebbero a poco a poco dileguate. Era convintoche il cambiamento di voce fosse soltanto il preavviso di un forteraffreddore, malattia professionale dei commessi viaggiatori.

   Al principio tenía la intención de levantarse tranquilamente y, sin ser molestado, vestirse y, sobre todo, desayunar, y después pensar en todo lo demás, porque en la cama, eso ya lo veía, no llegaría con sus cavilaciones a una conclusión sensata. Recordó que ya en varias ocasiones había sentido en la cama algún leve dolor, quizá producido por estar mal tumbado, dolor que al levantarse había resultado ser sólo fruto de su imaginación, y tenía curiosidad por ver cómo se iban desvaneciendo paulatinamente sus fantasías de hoy. No dudaba en absoluto de que el cambio de voz no era otra cosa que el síntoma de un buen resfriado, la enfermedad profesional de los viajantes.

   Buttare via la coperta fu una cosa da nulla: gli bastò gonfiarsiun poco e quella cadde da sola. Ma dopo cominciarono ledifficoltà, specialmente perché era così grosso. Avrebbe avutobisogno di braccia e di mani, per alzarsi; invece aveva soltantotutte quelle zampine in perpetuo movimento, che non riusciva adominare. Se provava a piegarne una, gli capitava, al contrario,di allungarla; quando riusciva infine a fare con essa ciò chevoleva, le altre, quasi fossero senza controllo, si muovevano conun'altissima e dolorosa intensità. "Via, via, inutile restare aletto!" si disse Gregorio.

   Tirar el cobertor era muy sencillo, sólo necesitaba inflarse un poco y caería por sí solo, pero el resto sería difícil, especial mente porque él era muy ancho. Hubiera necesitado brazos y manos para incorporarse, pero en su lugar tenía muchas patitas que, sin interrupción, se hallaban en el más dispar de los movimientos y que, además, no podía dominar. Si quería doblar alguna de ellas, entonces era la primera la que se estiraba, y si por fin lograba realizar con esta pata lo que quería, entonces todas las demás se movían, como liberadas, con una agitación grande y dolorosa. «No hay que permanecer en la cama inútilmente», se decía Gregorio.

   Dapprima cercò di uscire dal letto con la parte inferiore delcorpo, ma questa parte, che non aveva ancora visto e che nonpoteva immaginare bene, era troppo difficile da muovere. Esasperato per la lentezza dell'operazione, raccolse tutte le sueforze e si slanciò in avanti, ma, avendo calcolato male ladistanza, picchiò contro il fondo del letto. Un dolore cocente gliinsegnò che la parte inferiore del suo corpo era, per il momento,la più sensibile.

   Quería salir de la cama en primer lugar con la parte inferior de su cuerpo, pero esta parte inferior que, por cierto, no había visto todavía y que no podía imaginar exactamente, demostró ser difícil de mover; el movimiento se producía muy despacio, y cuando, finalmente, casi furioso, se lanzó hacia adelante con toda su fuerza sin pensar en las consecuencias, había calculado mal la dirección, se golpeó fuertemente con la pata trasera de la cama y el dolor punzante que sintió le enseñó que precisamente la parte inferior de su cuerpo era quizá en estos momentos la más sensible.

   Cercò allora di portare fuori prima il tronco, e giròprudentemente la testa verso l'orlo del letto. Questa manovrariuscì e la massa del corpo, nonostante la mole e il peso,accompagnò lentamente il movimento della testa. Quando però lasporse fuori dal letto, ebbe paura a spingersi ancora avanti: sefosse caduto così, infatti, si sarebbe fracassato la testa, a menodi un miracolo. In quel momento, non voleva proprio perdere ilcontrollo di sé; preferiva piuttosto restare a letto.

   Así pues, intentó en primer lugar sacar de la cama la parte superior del cuerpo y volvió la cabeza con cuidado hacia el borde de la cama. Lo logró con facilidad y, a pesar de su anchura y su peso, el cuerpo siguió finalmente con lentitud el giro de la cabeza. Pero cuando, por fin, tenía la cabeza colgando en el aire fuera de la cama, le entró miedo de continuar avanzando de este modo porque, si se dejaba caer en esta posición, tenía que ocurrir realmente un milagro para que la cabeza no resultase herida, y precisamente ahora no podía de ningún modo perder la cabeza, prefería quedarse en la cama.

   Ma quando, dopo altrettanta fatica, si ritrovò ansimante nellaposizione di partenza e vide le zampine agitarsi le une contro lealtre in modo, se possibile, ancora più rabbioso, di fronteall'impossibilità di mettere ordine e calma in quella confusione,si disse ancora una volta che non poteva assolutamente restare aletto e che la cosa più ragionevole era quella di sacrificare ognicosa alla speranza, sia pure minima, di alzarsi. Nello stessotempo, si disse che una calma, tranquilla riflessione era megliodi una decisione disperata. In quei momenti, di solito, glicapitava di fissare la finestra, ma questa volta la foschiamattutina, che nascondeva perfino le case all'altro lato dellastretta strada, poté ben poco sul suo umore. "Già le sette", sidisse a un nuovo segnale della sveglia, "già le sette e ancora unanebbia così". Per un po' rimase immobile, respirando appena, comese aspettasse dall'immobilità assoluta il ritorno alla vitanormale.

   Pero como, jadeando después de semejante esfuerzo, seguía allí tumbado igual que antes, y veía sus patitas de nuevo luchando entre sí, quizá con más fuerza aún, y no encontraba posibilidad de poner sosiego y orden a este atropello, se decía otra vez que de ningún modo podía permanecer en la cama y que lo más sensato era sacrificarlo todo, si es que con ello existía la más mínima esperanza de liberarse de ella. Pero al mismo tiempo no olvidaba recordar de vez en cuando que reflexionar serena, muy serenamente, es mejor que tomar decisiones desesperadas. En tales momentos dirigía sus ojos lo más agudamente posible hacia la ventana, pero, por desgracia, poco optimismo y ánimo se podían sacar del espectáculo de la niebla matinal, que ocultaba incluso el otro lado de la estrecha calle. «Las siete ya», se dijo cuando sonó de nuevo el despertador, «las siete ya y todavía semejante niebla», y durante un instante permaneció tumbado, tranquilo, respirando débilmente, como si esperase del absoluto silencio el regreso del estado real y cotidiano.

   Ma poi si disse: "Prima delle sette e un quarto, devo averlasciato il letto ad ogni costo. Nel frattempo, sarà di certovenuto qualcuno della ditta a chiedere notizie, perché apronoprima delle sette. Si accinse a buttarsi fuori del letto di uncolpo solo, con tutto il corpo. Se si lasciava cadere in questomodo, la testa, che nella caduta avrebbe cercato di teneresollevata, sarebbe rimasta illesa. La schiena sembrava dura: cadendo sul tappeto, non le sarebbe successo niente. Soprattuttotemeva il rumore che avrebbe prodotto, l'apprensione, se non lospavento, che avrebbe destato dietro le porte. Ma bisognavacorrere questo rischio.

   Pero después se dijo: «Antes de que den las siete y cuarto tengo que haber salido de la cama del todo, como sea. Por lo demás, para entonces habrá venido alguien del almacén a preguntar por mí, porque el almacén se abre antes de las siete.» Y entonces, de forma totalmente regular, comenzó a balancear su cuerpo, cuan largo era, hacia fuera de la cama. Si se dejaba caer de ella de esta forma, la cabeza, que pretendía levantar con fuerza en la caída, permanecería probablemente ilesa. La espalda parecía ser fuerte, seguramente no le pasaría nada al caer sobre la alfombra. Lo más difícil, a su modo de ver, era tener cuidado con el ruido que se produciría, y que posiblemente provocaría al otro lado de todas las puertas, si no temor, al menos preocupación.

   Quando Gregorio ebbe una metà del corpo fuori del letto -il nuovosistema era più un gioco che una fatica, bastava dondolarsi conpiccole scosse -pensò quanto tutto sarebbe stato semplice sequalcuno lo avesse aiutato. Due persone robuste come il padre e ladomestica sarebbero bastate; passate le braccia sotto la suaschiena arcuata, così da farlo sgusciare dal letto, bastava che sifossero chinati con il carico e avessero aspettato, tranquilli,che lui si rovesciasse sul pavimento, dove le zampine, c'era dasperare, si sarebbero dimostrate utili. Ma a parte il fatto che leporte erano chiuse, avrebbe fatto bene a chiedere aiuto? A questopensiero, nonostante le difficoltà, non poté trattenere unsorriso.

   Pero había que intentarlo. Cuando Gregorio ya sobresalía a medias de la cama – el nuevo método era más un juego que un esfuerzo, sólo tenía que balancearse a empujones – se le ocurrió lo fácil que sería si alguien viniese en su ayuda. Dos personas fuertes – pensaba en su padre y en la criada – hubiesen sido más que suficientes; sólo tendrían que introducir sus brazos por debajo de su abombada espalda, descascararle así de la cama, agacharse con el peso, y después solamente tendrían que haber soportado que diese con cuidado una vuelta impetuosa en el suelo, sobre el cual, seguramente, las patitas adquirirían su razón de ser. Bueno, aparte de que las puertas estaban cerradas, ¿debía de verdad pedir ayuda? A pesar de la necesidad, no pudo reprimir una sonrisa al concebir tales pensamientos.

   La sua manovra era tanto avanzata che, con una oscillazione piùenergica, avrebbe definitivamente perso l'equilibrio; dovevadunque decidersi, perché entro cinque minuti sarebbe scaduto ilquarto. In quel momento suonò il campanello d'ingresso. "E'qualcuno della ditta", si disse; e si sentì agghiacciare, mentrele zampine ballavano ancor più velocemente. Per un momento, non sisentì niente. "Non aprono", si disse Gregorio, in preda a unasperanza irragionevole. Poi, come sempre, naturalmente, ladomestica andò con il suo passo pesante alla porta e aprì. AGregorio bastò sentire la prima parola di saluto del visitatore,per capire di chi si trattava: il procuratore in persona. Maperché Gregorio era condannato a lavorare in una ditta dove laminima mancanza faceva nascere i più gravi sospetti? Gli impiegatierano dunque tutti dei mascalzoni? Non poteva esserci tra loro unapersona fidata, devota, che, per avere sottratto qualche ora alladitta, impazziva dal rimorso, fino a non essere più in grado dialzarsi dal letto? Non bastava mandare un garzone, se eraindispensabile mandare qualcuno; doveva venire il procuratore inpersona, per mostrare a tutta la famiglia, che era assolutamenteinnocente, che le indagini su un caso tanto sospetto potevanovenire affidate solo alla sua intelligenza? Più per l'agitazionein cui questi pensieri lo avevano messo che di proposito, Gregoriosi slanciò, con tutte le sue forze, fuori dal letto. Il tonfo fusonoro, ma non quanto temeva. Il tappeto aveva attutito la caduta,poi la schiena era più elastica di quanto Gregorio pensasse. Nonaveva, però, sollevato abbastanza la testa, che aveva picchiatosul pavimento. Pieno di stizza e di dolore, la girò e la strofinòsul tappeto.

   Ya había llegado el punto en el que, al balancearse con más fuerza, apenas podía guardar el equilibrio y pronto tendría que decidirse definitivamente, porque dentro de cinco minutos serían las siete y cuarto, en ese momento sonó el timbre de la puerta de la calle. «Seguro que es alguien del almacén», se dijo, y casi se quedó petrificado mientras sus patitas bailaban aún más deprisa. Durante un momento todo permaneció en silencio. «No abren», se dijo Gregorio, confundido por alguna absurda esperanza. Pero entonces, como siempre, la criada se dirigió, con naturalidad y con paso firme, hacia la puerta y abrió. Gregorio sólo necesitó escuchar el primer saludo del visitante y ya sabía quién era, el apoderado en persona. ¿Por qué había sido condenado Gregorio a prestar sus servicios en una empresa en la que al más mínimo descuido se concebía inmediatamente la mayor sospecha? ¿Es que todos los empleados, sin excepción, eran unos bribones? ¿Es que no había entre ellos un hombre leal y adicto a quien, simplemente porque no hubiese aprovechado para el almacén un par de horas de la mañana, se lo comiesen los remordimientos y francamente no estuviese en condiciones de abandonar la cama? ¿Es que no era de verdad suficiente mandar a preguntar a un aprendiz – si es que este «pregunteo» era necesario? ¿Tenía que venir el apoderado en persona y había con ello que mostrar a toda una familia inocente que la investigación de este sospechoso asunto solamente podía ser confiada al juicio del apoderado? Y, más como consecuencia de la irritación a la que le condujeron estos pensamientos que como consecuencia de una auténtica decisión, se lanzó de la cama con toda su fuerza. Se produjo un golpe fuerte, pero no fue un auténtico ruido. La caída fue amortigua da un poco por la alfombra y además la espalda era más elástica de lo que Gregorio había pensado; a ello se debió el sonido sordo y poco aparatoso. Solamente no había mantenido la cabeza con el cuidado necesario y se la había golpeado, la giró y la restregó contra la alfombra de rabia y dolor.

   "Là dentro è caduto qualche cosa" disse il procuratore nellacamera di sinistra. Gregorio si chiese se un giorno non sarebbepotuto capitare anche al procuratore, quello che stava accadendo alui; in sé, la cosa poteva essere anche possibile. Ma quasi perribattere duramente a questa ipotesi, nella stanza vicina ilprocuratore fece alcuni passi risoluti, facendo scricchiolare lescarpe di vernice. Dalla camera di destra, la sorella sussurrò,per avvertire Gregorio: "Gregorio, c'è il procuratore!". "Lo so", mormorò Gregorio, senza tuttavia alzare la voce tanto dafarsi udire dalla sorella.

   – Ahí dentro se ha caído algo – dijo el apoderado en la habitación contigua de la izquierda. Gregorio intentó imaginarse si quizá alguna vez no podría ocurrirle al apoderado algo parecido a lo que le ocurría hoy a él; había al menos que admitir la posibilidad. Pero, como cruda respuesta a esta pregunta, el apoderado dio ahora un par de pasos firmes en la habitación contigua e hizo crujir sus botas de charol. Desde la habitación de la derecha, la hermana, para advertir a Gregorio, susurró: Gregorio, el apoderado está aquí. « Ya lo sé», se dijo Gregorio para sus adentras, pero no se atrevió a alzar la voz tan alto que la hermana pudiera haberlo oído.

   "Gregorio", disse il padre dalla stanza di sinistra, "il signorprocuratore è venuto a sentire perché non sei partito con il trenodell'alba. Noi non sappiamo cosa dirgli, del resto vuole parlarepersonalmente con te. Apri la porta, avrà certo la bontà discusare il disordine della camera".

   – Gregorio Dijo entonces el padre desde la habitación de la derecha –, el señor apoderado ha venido y desea saber por qué no has salido de viaje en el primer tren. No sabemos qué debemos decirle, además desea también hablar personalmente contigo, así es que, por favor, abre la puerta.

   "Buon giorno, signor Samsa!" lo interruppe in tono cordiale, ilprocuratore. "Non sta bene!" diceva la madre al procuratore, mentre il padrecontinuava a parlare accanto alla porta. "Mi creda, signorprocuratore, non sta bene! Altrimenti, come avrebbe potuto perdereil treno? Quel ragazzo pensa solo alla ditta. Quasi mi arrabbio, avedere che la sera non esce mai; è in città otto giorni, e èrimasto sempre in casa. Siede a tavola con noi e legge tranquilloil giornale o studia l'orario ferroviario. Per distrarsi, glibastano i suoi lavori di intaglio. In due o tre sere, per esempio,ha intagliato una piccola cornice: rimarrà meravigliato nel vederequanto è graziosa; è appesa nella camera, la vedrà non appenaGregorio avrà aperto. Del resto, sono contenta che lei sia qui,signor procuratore: da soli, non saremmo riusciti a convincereGregorio a aprire la porta, è così testardo, e di sicuro non stabene, sebbene stamattina presto lo abbia negato".

   El señor ya tendrá la bondad de perdonar el desorden en la habitación. – Buenos días, señor Samsa – interrumpió el apoderado amablemente. – No se encuentra bien – dijo la madre al apoderado mientras el padre hablaba ante la puerta –, no se encuentra bien, créame usted, señor apoderado. ¡Cómo si no iba Gregorio a perder un tren! El chico no tiene en la cabeza nada más que el negocio. A mí casi me disgusta que nunca salga por la tarde; ahora ha estado ocho días en la ciudad, pero pasó todas las tardes en casa. Allí está, sentado con nosotros a la mesa y lee tranquilamente el periódico o estudia horarios de trenes. Para él es ya una distracción hacer trabajos de marquetería. Por ejemplo, en dos o tres tardes ha tallado un pequeño marco, se asombrará usted de lo bonito que es, está colgado ahí dentro, en la habitación; en cuanto abra Gregorio lo verá usted enseguida. Por cierto, que me alegro de que esté usted aquí, señor apoderado, nosotros solos no habríamos conseguido que Gregorio abriese la puerta; es muy testarudo y seguro que no se encuentra bien a pesar de que lo ha negado esta mañana.

   "Vengo subito", disse Gregorio lento e circospetto; ma non simosse, per non perdere una parola del dialogo. "Neanche io, signora, posso spiegarmi la cosa in altro modo",disse il procuratore. "Speriamo non sia niente di grave. D'altraparte, debbo dire che noi, uomini d'affari, per nostra fortuna edisgrazia, come si vuole, dobbiamo spesso trascurare un leggeromalessere, per seguire le nostre faccende". "Allora, può entrare il signor procuratore?" chiese il padreimpaziente, picchiando ancora alla porta. "No", disse Gregorio. Nella stanza di sinistra subentrò un silenzio penoso, in quella didestra la sorella cominciò a singhiozzare.

   – Voy enseguida – dijo Gregorio, lentamente y con precaución, y no se movió para no perderse una palabra de la conversación. – De otro modo, señora, tampoco puedo explicármelo yo dijo el apoderado –, espero que no se trate de nada serio, si bien tengo que decir, por otra parte, que nosotros, los comerciantes, por suerte o por desgracia, según se mire, tenemos sencillamente que sobreponernos a una ligera indisposición por consideración a los negocios. – Vamos, ¿puede pasar el apoderado a tu habitación? – preguntó impaciente el padre. – No – dijo Gregorio. En la habitación de la izquierda se hizo un penoso silencio, en la habitación de la derecha comenzó a sollozar la hermana.

   Perché la sorella non andava con gli altri? Si era certo alzata inquel momento e non aveva cominciato a vestirsi. E perché piangeva? Perché lui non si alzava e non faceva entrare il procuratore,perché rischiava di perdere il posto, perché in questo caso ilprincipale avrebbe ripreso a perseguitare i genitori con i vecchicrediti? Per ora queste preoccupazioni erano davvero fuori luogo. Gregorio era sempre lì e non pensava affatto di abbandonare lafamiglia. Giaceva sul tappeto e nessuno, nel vederlo in quellacondizione, avrebbe potuto pretendere sul serio che facesseentrare il procuratore. Non potevano licenziarlo in tronco per unapiccola scortesia, che si sarebbe potuta facilmente giustificarein seguito. Gregorio pensò che sarebbe stato molto più ragionevolese lo avessero lasciato in pace, invece di disturbarlo con piantie consigli. Ma si rese anche conto che si comportavano così perchénon sapevano cosa pensare, e li scusò.

   ¿Por qué no se iba la hermana con los otros? Seguramente acababa de levantarse de la cama y todavía no había empezado a vestirse; y ¿por qué lloraba? ¿Porque él no se levantaba y dejaba entrar al apoderado?, ¿porque estaba en peligro de perder el trabajo y porque entonces el jefe perseguiría otra vez a sus padres con las viejas deudas? Estas eran, de momento, preocupaciones innecesarias. Gregorio todavía estaba aquí y no pensaba de ningún modo abandonar a su familia. De momento yacía en la alfombra y nadie que hubiese tenido conocimiento de su estado hubiese exigido seriamente de él que dejase entrar al apoderado. Pero por esta pequeña descortesía, para la que más tarde se encontraría con facilidad una disculpa apropiada, no podía Gregorio ser despedido inmediatamente. Y a Gregorio le parecía que sería mucho más sensato dejarle tranquilo en lugar de molestarle con lloros e intentos de persuasión. Pero la verdad es que era la incertidumbre la que apuraba a los otros y hacía perdonar su comportamiento.

   "Signor Samsa!" disse il procuratore, alzando la voce. "Chesuccede dunque? Si barrica nella sua stanza, risponde soltanto condei sì e dei no, procura ai suoi genitori grosse, inutilipreoccupazioni e trascura, sia detto di sfuggita, i suoi doveriprofessionali in maniera veramente inaudita. Le parlo in nome deisuoi genitori e del suo principale, la prego formalmente dirispondere subito e chiaro. Sono molto, molto stupito. Credevo diconoscerla come un uomo tranquillo, ragionevole, e ora sembraimprovvisamente che lei abbia intenzione di mettersi a fare lostravagante. Il principale, stamattina, ha accennato a unaspiegazione per la sua assenza, a un certo incasso consegnatolepoco tempo fa, ma io ho dato la mia parola d'onore che tra i duefatti non c'era nessun rapporto. La sua ostinazioneincomprensibile mi ha fatto passare la voglia di intercedereancora per lei. Immagino saprà che la sua posizione non è moltosolida. Avevo intenzione di raccontarle ogni cosa a quattr'occhi,ma poiché lei mi fa perdere tempo senza inutilmente, non capiscoperché non debbano essere informati anche i suoi genitori. Il suolavoro, in questi ultimi tempi, ha lasciato molto a desiderare. Lastagione non è favorevole, d'accordo, ai grossi affari; ma nonesiste una stagione in cui non se ne combina nessuno, signorSamsa, non deve esistere".

   – Señor Samsa – exclamó entonces el apoderado levantando la voz –.¿Qué ocurre? Se atrinchera usted en su habitación, contesta solamente con sí o no, preocupa usted grave e inútilmente a sus padres y, dicho sea de paso, falta usted a sus deberes de una forma verdaderamente inaudita. Hablo aquí en nombre de sus padres y de su jefe, y le exijo seriamente una explicación clara e inmediata. Estoy asombrado, estoy asombra do. Yo le tenía a usted por un hombre formal y sensato y ahora de repente parece que quiere usted empezar a hacer alarde de extravagancias extrañas. El jefe me insinuó esta mañana una posible explicación a su demora, se refería al cobro que se le ha confiado desde hace poco tiempo. Yo realmente di casi mi palabra de honor de que esta explicación no podía ser cierta. Pero en este momento veo su incomprensible obstinación y pierdo del todo el deseo de dar la cara en lo más mínimo por usted, y su posición no es, en absoluto, la más segura. En principio tenía la intención de decirle todo esto a solas, pero ya que me hace usted perder mi tiempo inútilmente no veo la razón de que no se enteren también sus señores padres. Su rendimiento en los últimos tiempos ha sido muy poco satisfactorio, cierto que no es la época del año apropiada para hacer grandes negocios, eso lo reconocemos, pero una época del año para no hacer negocios no existe, señor Samsa, no debe existir.

   "Signor procuratore!" gridò Gregorio fuori di sé, dimenticando,per l'agitazione, tutto il resto. "Apro immediatamente. Un leggeromalessere, un po' di vertigine, mi hanno impedito di alzarmi. Sonoancora a letto, ma sarò subito a posto. Mi alzo subito. Un momentodi pazienza! Non sto ancora come speravo, ma va già meglio. Chi siaspettava una cosa simile, così all'improvviso? Ieri sera stavobenissimo, i miei genitori lo sanno, o, per essere precisi,proprio ieri sera sentii qualcosina. Mi si doveva vedere in viso. Perché non ho avvertito la ditta? Uno spera sempre che ilmalessere passi, senza bisogno di restare a casa. Signorprocuratore! Abbia riguardo per i miei genitori. Tutti irimproveri che lei mi ha fatto sono infondati: nessuno ne ha maifatto parola con me. Forse non ha letto le ultime ordinazioni cheho spedito. Del resto, posso ancora partire col treno delle otto,qualche ora di riposo è bastata per rimettermi. Non si trattenga,signor procuratore, io stesso sarò subito in ditta, abbia la bontàdi dirlo al principale, presentandogli i miei omaggi!"

   – Pero señor apoderado – gritó Gregorio fuera de sí, y en su irritación olvidó todo lo demás –, abro inmediatamente la puerta. Una ligera indisposición, un mareo, me han impedido levantarme. Todavía estoy en la cama, pero ahora ya estoy otra vez despejado. Ahora mismo me levanto de la cama. ¡Sólo un momentito de paciencia! Todavía no me encuentro tan bien como creía, pero ya estoy mejor. ¡Cómo puede atacar a una persona una cosa así! Ayer por la tarde me encontraba bastante bien, mis padres bien lo saben o, mejor dicho, ya ayer por la tarde tuve una pequeña corazonada, tendría que habérseme notado. ¡Por qué no lo avisé en el almacén! Pero lo cierto es que siempre se piensa que se superará la enfermedad sin tener que quedarse. ¡Señor apoderado, tenga consideración con mis padres! No hay motivo alguno para todos los reproches que me hace usted; nunca se me dijo una palabra de todo eso; quizá no haya leído los últimos pedidos que he enviado. Por cierto, que en el tren de las ocho salgo de viaje, las pocas horas de sosiego me han dado fuerza. No se entretenga usted, señor apoderado; yo mismo estaré enseguida en el almacén, tenga usted la bondad de decirlo y de saludar de mi parte al jefe.

   Mentre buttava fuori a precipizio tutte queste parole, senzasapere quello che diceva, Gregorio si era avvicinato agevolmenteal cassettone, grazie alla pratica fatta sul letto, e cercava didrizzarsi appoggiandosi al mobile. Voleva aprire la porta, farsivedere, parlare con il procuratore; era ansioso di sapere che cosaavrebbero detto, vedendolo, quegli stessi che ora si affannavanotanto a cercarlo. Se si fossero spaventati, allora poteva staretranquillo, era libero da ogni responsabilità. Se invece nonavessero dato a vedere nulla, anche in questo caso non avrebbeavuto ragione di inquietarsi e, se faceva in fretta, poteva esserein stazione per le otto.

   Y mientras Gregorio farfullaba atropelladamente todo esto, y apenas sabía lo que decía, se había acercado un poco al armario, seguramente como consecuencia del ejercicio ya practicado en la cama, e intentaba ahora levantarse apoyado en él. Quería de verdad abrir la puerta, deseaba sinceramente dejarse ver y hablar con el apoderado; estaba deseoso de saber lo que los otros, que tanto deseaban verle, dirían ante su presencia. Si se asustaban, Gregorio no tendría ya responsabilidad alguna y podría estar tranquilo, pero si lo aceptaban todo con tranquilidad entonces tampoco tenía motivo para excitarse y, de hecho, podría, si se daba prisa, estar a las ocho en la estación.

   Scivolò diverse volte contro la lisciasuperficie del mobile, poi, con un ultimo slancio, riuscì araddrizzarsi: ai dolori all'addome non faceva più caso, percocenti che fossero. Si lasciò andare contro la spalliera di unasedia vicina e ad essa si aggrappò con le sue zampine. Ora avevaraggiunto il dominio di sé. Rimase, in silenzio, ad ascoltare ilprocuratore.

   Al principio se resbaló varias veces del liso armario, pero finalmente se dio con fuerza un último impulso y permaneció erguido; ya no prestaba atención alguna a los dolores de vientre, aunque eran muy agudos. Entonces se dejó caer contra el respaldo de una silla cercana, a cuyos bordes se agarró fuertemente con sus patitas. Con esto había conseguido el dominio sobre sí, y enmudeció porque ahora podía escuchar al apoderado.

   "Loro hanno capito qualcosa?" chiedeva il procuratore ai genitori. "Non ci starà prendendo in giro?". "Per l'amor di Dio!" gridò la madre tra le lacrime. "Forse stamalissimo, e noi lo tormentiamo. Grete! Grete!" chiamò. "Sì,mamma", rispose la sorella dall'altra parte; si parlavanoattraverso la camera di Gregorio. "Corri subito dal dottore. Gregorio sta male. Svelta, dal dottore. Hai sentito come parla?". "Era la voce di un animale", disse il procuratore, in tonosingolarmente basso, rispetto alle grida della madre.

   – ¿Han entendido ustedes una sola palabra? – Preguntó el apoderado a los padres –.¿O es que nos toma por tontos? – ¡Por el amor de Dios! – Exclamó la madre entre sollozos –, quizá esté gravemente enfermo y nosotros le atormentamos. ¡Grete! ¡Arete! – gritó después. ¿Qué, madre? – dijo la hermana desde el otro lado. Se comunicaban a través de la habitación de Gregorio –. Tienes que ir inmediatamente al médico, Gregorio está enfermo. Rápido, a buscar al médico. ¿Acabas de oír hablar a Gregorio? – Es una voz de animal – dijo el apoderado en un tono de voz extremadamente bajo comparado con los gritos de la madre.

   "Anna, Anna!" gridò il babbo, attraverso l'anticamera, indirezione della cucina, e batté le mani. "Vada subito a chiamareun fabbro!". In un gran fruscio di gonne le due ragazze corsero attraversol'anticamera -come aveva fatto, la sorella, a vestirsi tanto infretta? -e spalancarono la porta d'ingresso. Non si sentìrichiuderla; dovevano avere lasciato la porta aperta, come succedenelle case in cui è avvenuta una grave disgrazia.

   – ¡Anna! iAnna! – gritó el padre en dirección a la cocina, a través de la antesala, y dando palmadas –.¡Ve a buscar inmediatamente un cerrajero! Y ya corrían las dos muchachas haciendo ruido con sus faldas por la antesala ¿cómo se habría vestido la hermana tan deprisa? – y abrieron la puerta de par en par. No se oyó cerrar la puerta, seguramente la habían dejado abierta como suele ocurrir en las casas en las que ha ocurrido una gran desgracia.

   Gregorio, intanto, era molto più calmo. Dunque, le sue parole nonerano più comprensibili, sebbene a lui fossero sembrate abbastanzachiare, anzi più chiare di prima, forse perché ci aveva fattol'orecchio. Ma allora gli altri dovevano avere capito che qualcosanon andava, e lo avrebbero aiutato. La fermezza e la risolutezzacon cui erano stati presi i primi provvedimenti gli avevano fattobene. Si sentiva di nuovo compreso nella cerchia umana;dall'intervento del medico e del fabbro insieme, senza troppodistinguere, sperava imprevisti, meravigliosi risultati. Per avere una voce quanto più chiara possibile nelle prossime,decisive conversazioni, tossicchiò, raschiandosi la gola, ma condiscrezione, perché era probabile -da solo non si sentiva didirlo con certezza -che essa non suonasse come una tosse umana. Nella stanza accanto, non si sentiva più niente. Forse i genitorierano seduti accanto al tavolo col procuratore, e parlavano sottovoce, forse stavano con l'orecchio incollato alla porta, inascolto.

   Pero Gregorio ya estaba mucho más tranquilo. Así es que ya no se entendían sus palabras a pesar de que a él le habían parecido lo suficientemente claras, más claras que antes, sin duda como consecuencia de que el oído se iba acostumbrando. Pero en todo caso ya se creía en el hecho de que algo andaba mal respecto a Gregorio, y se estaba dispuesto a prestarle ayuda. La decisión y seguridad con que fueron tomadas las primeras disposiciones le sentaron bien. De nuevo se consideró incluido en el círculo humano y esperaba de ambos, del médico y del cerrajero, sin distinguirlos del todo entre sí, excelentes y sorprendentes resultados. Con el fin de tener una voz lo más clara posible en las decisivas conversaciones que se avecinaban, tosió un poco esforzándose, sin embargo, por hacerlo con mucha moderación, porque posiblemente incluso ese ruido sonaba de una forma distinta a la voz humana, hecho que no confiaba poder distinguir él mismo. Mientras tanto en la habitación contigua reinaba el silencio. Quizá los padres estaban sentados a la mesa con el apoderado y cuchicheaban, quizá todos estaban arrimados a la puerta y escuchaban.

   Pian pianino, Gregorio si spinse fino alla porta, tenendosiaggrappato alla sedia. Abbandonata la sedia, si lasciò andare,dritto, contro la porta -le estremità delle sue zampine eranoleggermente vischiose -e si concesse un attimo di riposo. Poi simise a girare, con la bocca, la chiave nella toppa. Visto,purtroppo, che non aveva denti, come avrebbe potuto stringere lachiave? Gli venne in mente che disponeva di robustissime mascelle: con il loro aiuto, riuscì a girare la chiave, senza accorgersi diessersi, in qualche modo, ferito, se non quando dalla bocca unliquido scuro cominciò a colare sulla chiave, gocciolando poi sulpavimento. "Sentite!" disse il procuratore nella stanza accanto.

   Gregorio se acercó lentamente hacia la puerta con la ayuda de la silla, allí la soltó, se arrojó contra la puerta, se mantuvo erguido sobre ella – las callosidades de sus patitas estaban provistas de una substancia pegajosa – y descansó allí, durante un momento, del esfuerzo realizado. A continuación comenzó a girar con la boca la llave, que estaba dentro de la cerradura. Por desgracia, no parecía tener dientes propiamente dichos ¿con qué iba a agarrar la llave? –, pero, por el contrario, las mandíbulas eran, desde luego, muy poderosas, con su ayuda puso la llave, efectivamente, en movimiento, y no se daba cuenta de que, sin duda, se estaba causando algún daño, porque un líquido parduzco le salía de la boca, chorreaba por la llave y goteaba hasta el suelo.

   "Sta girando la chiave". Queste parole furono, per Gregorio, digrande incoraggiamento, tutti avrebbero dovuto incitarlo, anche ilbabbo e la mamma: "Forza Gregorio!" avrebbero dovuto gridare: "Nonmollare, dacci sotto con la serratura!" Gli sembrava di vederlimentre, pieni d'ansia, seguivano i suoi sforzi. Fece appello atutte le sue energie e si accanì frenetico sulla chiave. Accompagnava i progressi della chiave con una specie di danzaintorno alla serratura: reggendosi con la bocca, a seconda delbisogno, restava sospeso alla chiave o vi gravava sopra con tuttoil suo peso. Il secco rumore di uno scatto, lo fece trasalire. Conun respiro di sollievo, si disse: "Non ho avuto bisogno delfabbro", e posò la testa sulla maniglia, per tirare a sé l'uscio.

   – Escuchen ustedes – dijo el apoderado en la habitación contigua –, está dando la vuelta a la llave. Esto significó un gran estímulo para Gregorio; pero todos debían haberle animado, incluso el padre y la madre. «iVamos Gregorio! – debían haber aclamado –. ¡Duro con ello, duro con la cerradura!» Y ante la idea de que todos seguían con expectación sus esfuerzos, se aferró ciegamente a la llave con todas las fuerzas que fue capaz de reunir. A medida que avanzaba el giro de la llave, Gregorio se movía en torno a la cerradura, ya sólo se mantenía de pie con la boca, y, según era necesario, se colgaba de la llave o la apretaba de nuevo hacia dentro con todo el peso de su cuerpo. El sonido agudo de la cerradura, que se abrió por fin, despertó del todo a Gregorio. Respirando profundamente dijo para sus adentros: «No he necesitado al cerrajero», y apoyó la cabeza sobre el picaporte para abrir la puerta del todo. Como tuvo que abrir la puerta de esta forma, ésta estaba ya bastante abierta y todavía no se le veía.

   La porta, a questo punto, era aperta; ma Gregorio ancora non sivedeva. Doveva girare adagio, facendo molta attenzione, intornoall'imposta aperta, se proprio sulla soglia non voleva caderemalamente sulla schiena. Stava appunto compiendo, con grandecautela, questa manovra, quando sentì il procuratore emettere un"Oh!" che sembrò il sibilo del vento. Poi lo vide portare una manocontro la bocca spalancata -stava davanti agli altri eindietreggiare lentamente, quasi fosse spinto, con pressionecostante, da una forza invisibile. La madre, ancora coi capellisciolti e arruffati, nonostante la presenza del procuratore,guardò a mani giunte il padre, fece due passi verso Gregorio, poisi afflosciò a terra in mezzo alle sottane che le si allargavanointorno, sprofondando il viso nel seno. Il padre strinse i pugnicon aria minacciosa, quasi volesse ricacciare Gregorio nella suastanza, poi si guardò intorno smarrito, si mise le mani davantiagli occhi, e scoppiò in singhiozzi.

   En primer lugar tenía que darse lentamente la vuelta sobre sí mismo, alrededor de la hoja de la puerta, y ello con mucho cuidado si no quería caer torpemente de espaldas justo ante el umbral de la habitación. Todavía estaba absorto en llevar a cabo aquel difícil movimiento y no tenía tiempo de prestar atención a otra cosa, cuando escuchó al apoderado lanzar en voz alta un «¡Oh!» que sonó como un silbido del viento, y en ese momento vio también cómo aquél, que era el más cercano a la puerta, se tapaba con la mano la boca abierta y retrocedía lentamente como si le empujase una fuerza invisible que actuaba regularmente. La madre – a pesar de la presencia del apoderado, estaba allí con los cabellos desenredados y levantados hacia arriba de haber pasado la noche – miró en primer lugar al padre con las manos juntas, dio a continuación dos pasos hacia Gregorio y, con el rostro completamente oculto en su pecho, cayó al suelo en medio de sus faldas, que quedaron extendidas a su alrededor. El padre cerró el puño con expresión amenazadora, como si quisiera empujar de nuevo a Gregorio a su habitación, miró inseguro a su alrededor por el cuarto de estar, después se tapó los ojos con las manos y lloró de tal forma que su robusto pecho se estremecía por el llanto.

   Gregorio non entrò nella stanza. Appoggiato all'imposta rimastachiusa, e mostrando solo metà del corpo, fissava i presenti con latesta piegata da una parte. Intanto, si era fatto molto piùchiaro; dalla finestra si vedeva benissimo un pezzo del lungofabbricato di fronte, un ospedale di colore grigioferro, con lesue finestre tutte uguali ritagliate sulla facciata. La pioggianon aveva smesso di cadere, c'erano ancora grosse gocce bendistinte che finivano a terra una per una. Piatti, vasetti,tazzine e altre cose coprivano ancora il tavolo; per il padre, laprima colazione era il pasto più importante della giornata e luilo faceva durare ore, leggendo diversi giornali. Sulla parete difronte era appesa una fotografia di Gregorio, quando era militare: in uniforme di tenente, la mano sulla sciabola, sorrideva felice eincuteva, insieme, rispetto. Attraverso la porta dell'anticamera equella dell'ingresso, si vedeva il pianerottolo e un primo pezzodi scale.

   Gregorio no entró, pues, en la habitación, sino que se apoyó en la parte intermedia de la hoja de la puerta que permanecía cerrada, de modo que sólo podía verse la mitad de su cuerpo y sobre él la cabeza, inclinada a un lado, con la cual miraba hacia los demás. Entre tanto el día había aclarado; al otro lado de la calle se distinguía claramente una parte del edificio de enfrente, negruzco e interminable era un hospital'º , con sus ventanas regulares que rompían duramente la fachada. Todavía caía la lluvia, pero sólo a grandes gotas, que se distinguían una por una, y que eran lanzadas hacia abajo aisladamente sobre la tierra. Las piezas de la vajilla del desayuno se extendían en gran cantidad sobre la mesa porque para el padre el desayuno era la comida principal del día, que prolongaba durante horas con la lectura de diversos periódicos. Justamente en la pared de enfrente había una fotografía de Gregorio, de la época de su servicio militar, que le representaba con uniforme de teniente, y cómo, con la mano sobre la espada, sonriendo despreocupadamente, exigía respeto para su actitud y su uniforme. La puerta del vestíbulo estaba abierta y, como la puerta del piso también estaba abierta, se podía ver el rellano de la escalera y el comienzo de la misma, que conducía hacia abajo.

   "Ora", disse Gregorio, consapevole di essere il solo ad avereconservato la calma, "mi vesto subito, metto in ordine ilcampionario e parto. Volete farmi partire? Vede bene, signorprocuratore, che non sono un testardo e che mi piace lavorare: viaggiare è faticoso, ma che farei se non viaggiassi? Dove va,ora, signor procuratore? In ditta? Ah sì? Riferirà tutto per filoe per segno? Una persona, a un certo punto, può essere incapace dilavorare, ma proprio allora gli altri dovrebbero ricordarsi dicome ha sempre lavorato; pensare che in seguito, eliminati gliostacoli, lavorerà con impegno e attenzione ancora maggiori. Leisa quali obblighi ho verso il principale. Inoltre devo pensare aimiei genitori e a mia sorella. Sono nei guai ma me la caverò. Lei,per favore, non mi renda la cosa più difficile di quanto è. Inditta, mi difenda! Il viaggiatore non è amato, lo so. Pensano cheguadagni un sacco di quattrini e che faccia una bella vita. Purtroppo non ho argomenti per confutare questo pregiudizio. Malei, signor procuratore, lei sa meglio degli altri come stanno lecose; in confidenza, anzi, lo sa anche meglio del principale, che,considerata la sua posizione, può essere portato a giudicare maleun impiegato. Lei sa che il viaggiatore, standosene lontano pertutto l'anno dalla ditta, è facile vittima di pettegolezzi, dicasi fortuiti, di lagnanze ingiustificate, e che non puòdifendersi perché, in genere, ignora tutto; e quando è di ritorno,stanchissimo, da un giro, sperimenta sulla sua pelle leconseguenze di cause ormai impossibili da ricostruire. Signorprocuratore, non se ne vada senza avermi prima, in qualche modo,tranquillizzato che mi darà almeno un po' di ragione!"

   - Bueno - dijo Gregorio, y era completamente consciente de que era el único que había conservado la tranquilidad, me vestiré inmediatamente, empaquetaré el muestrario y saldré de viaje. ¿Queréis dejarme marchar? Bueno, señor apoderado, ya ve usted que no soy obstinado y me gusta trabajar, viajar es fatigoso, pero no podría vivir sin viajar. ¿Adónde va usted, señor apoderado? ¿Al almacén? ¿Sí? ¿Lo contará usted todo tal como es en realidad? En un momento dado puede uno ser incapaz de trabajar, pero después llega el momento preciso de acordarse de los servicios prestados y de pensar que después, una vez superado el obstáculo, uno trabajará, con toda seguridad, con más celo y concentración. Yo le debo mucho al jefe, bien lo sabe usted. Por otra parte, tengo a mi cuidado a mis padres y a mi hermana. Estoy en un aprieto, pero saldré de él. Pero no me lo haga usted más difícil de lo que ya es. ¡Póngase de mi parte en el almacén! Ya sé que no se quiere bien al viajante. Se piensa que gana un montón de dinero y se da la gran vida. Es cierto que no hay una razón especial para meditar a fondo sobre este prejuicio, pero usted, señor apoderado, usted tiene una visión de conjunto de las circunstancias mejor que la que tiene el resto del personal; sí, en confianza, incluso una visión de conjunto mejor que la del mismo jefe, que, en su condición de empresario, cambia fácilmente de opinión en perjuicio del empleado. También sabe usted muy bien que el viajante, que casi todo el año está fuera del almacén, puede convertirse fácilmente en víctima de murmuraciones, casualidades y quejas infundadas, contra las que le resulta absolutamente imposible defenderse, porque la mayoría de las veces no se entera de ellas y más tarde, cuando, agotado, ha terminado un viaje, siente sobre su propia carne, una vez en el hogar, las funestas consecuencias cuyas causas no puede comprender. Señor apoderado, no se marche usted sin haberme dicho una palabra que me demuestre que, al menos en una pequeña parte, me da usted la razón.

   Ma già alle prime parole il procuratore si era girato, econsiderava Gregorio, scuotendo le spalle, con la faccia scura. Senza smettere di guardarlo, a poco a poco, quasi che gli fossevietato di lasciare la stanza, si avvicinò alla porta. Messo unpiede in anticamera, ritrasse l'altro con fulminea rapidità dalsalotto, come se il pavimento scottasse; poi fece con la destra ungran gesto verso la scala, come se da quella parte lo aspettasseuna liberazione soprannaturale.

   Pero el apoderado ya se había dado la vuelta a las primeras palabras de Gregorio, y por encima del hombro, que se movía convulsivamente, miraba hacia Gregorio poniendo los labios en forma de morro, y mientras Gregorio hablaba no estuvo quieto ni un momento, sino que, sin perderle de vista, se iba deslizando hacia la puerta, pero muy lentamente, como si existiese una prohibición secreta de abandonar la habitación. Ya se encontraba en el vestíbulo y, a juzgar por el movimiento repentino con que sacó el pie por última vez del cuarto de estar, podría haberse creído que acababa de quemarse la suela. Ya en el vestíbulo, extendió la mano derecha lejos de sí y en dirección a la escalera, como si allí le esperase realmente una salvación sobrenatural.

   Gregorio comprese che non poteva lasciarlo andare in quel modo, segli stava a cuore il posto nella ditta. Ma i genitori non sapevanovedere altrettanto chiaro. Con il passare del tempo, si eranoconvinti che Gregorio era sistemato per tutta la vita; in quelmomento, poi, il loro smarrimento era così grande, che non eranocerto in grado di prevedere nulla. Gregorio, lui, immaginava cosasarebbe successo. Dovevano fermare il procuratore, calmarlo,convincerlo, infine conquistarlo: ne andava del futuro di Gregorioe della sua famiglia! Se almeno ci fosse stata la sorella: leicapiva, aveva già pianto quando ancora Gregorio se ne stava nellasua stanza, tranquillamente coricato sulla schiena. Ilprocuratore, che aveva un debole per il gentil sesso, le avrebbecertamente dato ascolto; lei avrebbe chiuso la porta di casa e inanticamera lo avrebbe convinto che il suo spavento erairragionevole. Ma la sorella non c'era e Gregorio se la dovevacavare da solo.

   Gregorio comprendió que, de ningún modo, debía dejar marchar al apoderado en este estado de ánimo, si es que no quería ver extremadamente amenazado su trabajo en el almacén. Los padres no entendían todo esto demasiado bien: durante todos estos largos años habían llegado al convencimiento de que Gregorio estaba colocado en este almacén para el resto de su vida, y además, con las preocupaciones actuales, tenían tanto que hacer, que habían perdido toda previsión. Pero Gregorio poseía esa previsión. El apoderado tenía que ser retenido, tranquilizado, persuadido y, finalmente, atraído. ¡El futuro de Gregorio y de su familia dependía de ello! ¡Si hubiese estado aquí la hermana! Ella era lista; ya había llorado cuando Gregorio toda vía estaba tranquilamente sobre su espalda, y seguro que el apoderado, ese aficionado a las mujeres, se hubiese dejado llevar por ella; ella habría cerrado la puerta del piso y en el vestí bulo le hubiese disuadido de su miedo. Pero lo cierto es que la hermana no estaba aquí y Gregorio tenía que actuar.

   Senza pensare a come avrebbe potuto spostarsi,nelle condizioni in cui era, né se il suo discorso era statocompreso -probabilmente no -abbandonò il suo sostegno e siaffacciò oltre la soglia per raggiungere il procuratore, mentrequello si aggrappava in modo grottesco alla balaustra delle scale;ma perse l'equilibrio e, con un debole grido, cadde sulle zampine. Immediatamente, e fu la prima volta, nella mattinata, provò unaspecie di benessere fisico. Notò con soddisfazione che le zampine,con qualcosa di solido sotto, obbedivano a meraviglia, fremevanoaddirittura dal desiderio di portarlo dove voleva: e così pensòche la guarigione da tutti i suoi mali era imminente. Mentre tuttofremente per la voglia di muoversi, rimaneva sul pavimento,proprio di fronte a sua madre, questa, che sembrava esanime, saltòd'un tratto in piedi, spalancò le braccia allargando le dita egridò: "Aiuto, per l'amor di Dio, aiuto!". A giudicare dal suo capo chino, sembrava che volesse guardareGregorio; cominciò, invece, a indietreggiare a precipizio, senzapensare alla tavola ancora apparecchiata, la urtò, vi si sedettesopra, come avrebbe fatto una persona distratta; e non sembròneppure accorgersi che dalla grande caffettiera rovesciata unrivolo di caffè cominciò a scorrere sul tappeto.

   Y sin pensar que no conocía todavía su actual capacidad de movimiento, y que sus palabras posiblemente, seguramente incluso, no habían sido entendidas, abandonó la hoja de la puerta y se deslizó a través del hueco abierto. Pretendía dirigirse hacia el apodera do que, de una forma grotesca, se agarraba ya con ambas manos a la barandilla del rellano; pero, buscando algo en que apoyarse, se cayó inmediatamente sobre sus múltiples patitas, dando un pequeño grito. Apenas había sucedido esto, sintió por primera vez en esta mañana un bienestar físico: las patitas tenían suelo firme por debajo, obedecían a la perfección, como advirtió con alegría; incluso intentaban transportarle hacia donde él quería; y ya creía Gregorio que el alivio definitivo de todos sus males se encontraba a su alcance; pero en el mismo momento en que, balanceándose por el movimiento reprimido, no lejos de su madre, permanecía en el suelo justo enfrente de ella, ésta, que parecía completamente sumida en sus propios pensamientos, dio un salto hacia arriba, con los brazos extendidos, con los dedos muy separados entre sí, y exclamó: – ¡Socorro, por el amor de Dios, socorro! Mantenía la cabeza inclinada, como si quisiera ver mejor a Gregorio, pero, en contradicción con ello, retrocedió atropelladamente; había olvidado que detrás de ella estaba la mesa puesta; cuando hubo llegado a ella, se sentó encima precipitadamente, como fuera de sí, y no pareció notar que, junto a ella, el café de la cafetera volcada, caía a chorros sobre la alfombra.

   "Mamma, mamma", disse piano Gregorio, alzando gli occhi. Avevadimenticato il procuratore; ma, alla vista del caffè che scorreva,non poté impedirsi di far scattare più volte le mascelle a vuoto. La mamma gettò un altro grido, lasciò di corsa il tavolo e caddetra le braccia del padre, che le era corso incontro. Ma Gregorionon aveva più tempo per i genitori: il procuratore era sulla scalae, con il mento sulla ringhiera, guardava per l'ultima voltaall'indietro. Gregorio prese la rincorsa, per cercare diraggiungerlo, ma il procuratore dovette intuire qualche cosa,perché con un salto superò diversi gradini e scomparve con un"Uh!" che risuonò per le scale. La fuga del procuratore,purtroppo, fece perdere la testa anche al padre, fino ad alloraabbastanza calmo. Invece di inseguire il procuratore o almeno dilasciare che Gregorio lo inseguisse, afferrò con la destra ilbastone, lasciato dal visitatore su una sedia con il cappotto e ilcappello, prese con la sinistra un giornale dal tavolo, quindi,battendo i piedi e agitando bastone e giornale, prese a spingereGregorio nella sua camera. Non servì nessuna preghiera, che delresto non era neppure capita; mentre i movimenti supplichevolidella testa servirono solo a rendere più violento il battere deipiedi.

   – iMadre, madre! – dijo Gregorio en voz baja, y miró hacia ella. Por un momento había olvidado completamente al apoderado; por el contrario, no pudo evitar, a la vista del café que se derramaba, abrir y cerrar varias veces sus mandíbulas al vacío. Al verlo la madre gritó nuevamente, huyó de la mesa y cayó en los brazos del padre, que corría a su encuentro. Pero Gregorio no tenía ahora tiempo para sus padres. El apoderado se encontraba ya en la escalera; con la barbilla sobre la barandilla miró de nuevo por última vez. Gregorio tomó impulso para alcanzarle con la mayor seguridad posible. El apoderado debió adivinar algo, porque saltó de una vez varios escalones y desapareció; pero lanzó aún un «¡Uh!», que se oyó en toda la escalera.

    Lamentablemente esta huida del apoderado pareció desconcertar del todo al padre, que hasta ahora había estado relativamente sereno, pues en lugar de perseguir él mismo al apoderado, o, al menos, no obstaculizar a Gregorio en su persecución, agarró con la mano derecha el bastón del apoderado, que aquél había dejado sobre la silla junto con el sombrero y el gabán; tomó con la mano izquierda un gran periódico que había sobre la mesa y, dando patadas en el suelo, comenzó a hacer retroceder a Gregorio a su habitación blandiendo el bastón y el periódico. De nada sirvieron los ruegos de Gregorio, tampoco fueron entendidos, y por mucho que girase humildemente la cabeza, el padre pataleaba aún con más fuerza.

   Nonostante il freddo, la madre aveva spalancato unafinestra e, sporgendosi quanto più poteva, si stringeva il visotra le mani. Tra la sala e il pianerottolo delle scale ci fu unaforte corrente d'aria, le tende delle finestre volarono in alto, igiornali sul tavolo frusciarono e alcuni fogli volarono sulpavimento. Senza pietà il padre continuava a incalzare Gregorio,emettendo sibili da selvaggio. Gregorio, che non aveva nessunapratica della marcia indietro, procedeva molto adagio. Se si fossepotuto girare, avrebbe raggiunto subito la camera, ma, perdendotempo con quella manovra, temeva di spazientire il padre, mentre,d'altra parte, aveva paura per un colpo di bastone, che sarebbestato fatale per la sua schiena o per la sua testa. Ma presto nongli restò altro da fare: con spavento si accorse che,indietreggiando, non sapeva mantenere la direzione. Continuando alanciare al babbo occhiate piene di angoscia, cominciò a eseguirela conversione con la maggiore rapidità possibile, e cioè conestrema lentezza. Forse il padre capì la sua buona volontà perchéinvece di disturbarlo, si mise a dirigere, da lontano, ilmovimento, aiutandolo anzi, ogni tanto, con la punta del bastone.

   Al otro lado, la madre había abierto de par en par una ventana, a pesar del tiempo frío, e inclinada hacia fuera se cubría el rostro con las manos. Entre la calle y la escalera se estableció una fuerte corriente de aire, las cortinas de las ventanas volaban, se agitaban los periódicos de encima de la mesa, las hojas sueltas revoloteaban por el suelo. El padre le acosaba implacablemente y daba silbidos como un loco. Pero Gregorio todavía no tenía mucha práctica en andar hacia atrás, andaba realmente muy despacio. Si Gregorio se hubiese podido dar la vuelta, enseguida hubiese estado en su habitación, pero tenía miedo de impacientar al padre con su lentitud al darse la vuelta, y a cada instante le amenazaba el golpe mortal del bastón en la espalda o la cabeza. Finalmente, no le quedó a Gregorio otra solución, pues advirtió con angustia que andando hacia atrás ni siquiera era capaz de mantener la dirección, y así, mirando con temor constantemente a su padre de reojo, comenzó a darse la vuelta con la mayor rapidez posible, pero, en realidad, con una gran lentitud. Quizá advirtió el padre su buena voluntad, porque no sólo no le obstaculizó en su empeño, sino que, con la punta de su bastón, le dirigía de vez en cuando, desde lejos, en su movimiento giratorio.

   Se soltanto avesse smesso con quel sibilo intollerabile! AGregorio gli faceva proprio perdere la ragione. Si era quasicompletamente girato quando, frastornato da quel rumore, siconfuse, e ricominciò a girare in senso opposto. In ogni modo,quando fu arrivato di fronte alla porta aperta, si accorse che ilsuo corpo era troppo grosso per passare. Nello stato d'animo incui si trovava, il padre non pensò neppure, naturalmente, adaprire l'altra imposta. La sua idea fissa era di ricacciare subitoGregorio in camera, non si sarebbe rassegnato ai lunghipreparativi necessari a quello per passare, dritto, dall'altraparte. Come se non ci fosse nessun ostacolo, incalzava Gregoriofacendo più baccano che mai, la sua voce sembrava moltiplicata permille. Ora c'era poco da scherzare; e Gregorio rischiò il tuttoper tutto. Ma nello slancio ribaltò, rimanendo incastrato sulfianco e producendosi una lunga escoriazione, mentre la biancasuperficie della porta si sporcava di umori e di sangue. Da solo,non sarebbe più stato capace di muoversi: le sue zampine, da unaparte si agitavano inutili nell'aria, dall'altra erano schiacciatedolorosamente contro il pavimento. In quel momento il padre glidiede il colpo di grazia di grazia e lui, con un gran volo,perdendo sangue abbondantemente, finì nella sua camera. La portavenne chiusa con il bastone, e infine tutto fu silenzio.

   ¡Si no hubiese sido por ese insoportable silbar del padre! Por su culpa Gregorio perdía la cabeza por completo. Ya casi se había dado la vuelta del todo cuando, siempre oyendo ese silbido, incluso se equivocó y retrocedió un poco en su vuelta. Pero cuando por fin, feliz, tenía ya la cabeza ante la puerta, resultó que su cuerpo era demasiado ancho para pasar por ella sin más. Naturalmente, al padre, en su actual estado de ánimo, ni siquiera se le ocurrió ni por lo más remoto abrir la otra hoja de la puerta para ofrecer a Gregorio espacio suficiente. Su idea fija consistía solamente en que Gregorio tenía que entrar en su habitación lo más rápidamente posible; tampoco hubiera permitido jamás los complicados preparativos que necesitaba Gregorio para incorporarse y, de este modo, atravesar la puerta. Es más, empujaba hacia adelante a Gregorio con mayor ruido aún, como si no existiese obstáculo alguno. Ya no sonaba tras de Gregorio como si fuese la voz de un solo padre; ahora ya no había que andarse con bromas, y Gregorio se empotró en la puerta – pasase lo que pasase. Uno de los costados se levantó, ahora estaba atravesado en el hueco de la puerta, su costado estaba herido por completo, en la puerta blanca quedaron marcadas unas manchas desagradables, pronto se quedó atascado y solo no hubiera podido moverse, las patitas de un costado estaban colgadas en el aire, y temblaban, las del otro lado permanecían aplastadas dolorosamente contra el suelo. Entonces el padre le dio por detrás un fuerte empujón que, en esta situación, le produjo un auténtico alivio, y Gregorio penetró profundamente en su habitación sangrando con intensidad. La puerta fue cerrada con el bastón y a continuación se hizo, por fin, el silencio.

Text from wikisource.org